El Programa de los 177 Pueblos Mágicos de Mexico, desarrollado por la Secretaría de Turismo en colaboración con diversas instancias gubernamentales y gobiernos estatales y municipales, contribuye a revalorar a un conjunto de poblaciones del país que siempre han estado en el imaginario colectivo de la nación en su conjunto y que representan alternativas frescas y diferentes para los visitantes nacionales y extranjeros. Más que un rescate, es un reconocimiento a quienes habitan esos hermosos lugares de la geografía mexicana y han sabido guardar para todos, la riqueza cultural e histórica que encierran.

Conociendo las figuras del panteón maya

Nota sobre Conociendo las figuras del panteón maya

De entre las figuras más importantes y sugestivas del panteón maya, hay que mencionar al gran Itzamnaaj, deidad creadora por excelencia, aun cuando también se le nombraba de otras maneras.

Se pensaba que este dios había creado todo lo existente, e incluso que era la imagen misma del universo. Su nombre alude precisamente a un universo conformado por gigantes reptiles de dos cabezas, una por cada rumbo del cosmos. Debido a sus cualidades de presencia gestadora, se le representaba como un anciano. Habitaba en las regiones de la divinidad y desde ese lugar determinaba el destino del cosmos.

Otro sobresaliente dios de los mayas, era el dios N, conocido también como Pawahtún, el que soporta el universo.

Los antiguos mayas lo pensaban como una presencia y cuatro al mismo tiempo. Estas cuatro manifestaciones cargaban las esquinas del cosmos.  A Pawahtún se le representaba como un anciano desdentado con la melena contenida en una red. En ocasiones su tocado lleva como adorno una planta o flor de lirio, en otras, porta un caparazón de tortuga en la espalda. Era el protector de los pintores y los escribas.

Por su parte, el dios K'inich Ajaw era la deidad solar de los mayas, la presencia divina generadora del tiempo, el calor, la luz y los cuatro rumbos del mundo.

K'inich Ajaw, el Sol o como lo comprendían estos antiguos mexicanos:

"El Señor del Ojo Solar", era tan relevante como el gran Itzamnaaj.

El símbolo más habitual con el cual se le evocaba era una flor de cuatro pétalos, correspondiente al glifo k'in (sol, día, tiempo y fiesta), el cual se relaciona con los cuatros rumbos del universo. Justo por ello, la cabeza de K'inich Ajaw se usaba para representar el 4, en la numeración maya.

Finalmente, destaca también la diosa I, o bien la diosa O.

Estamos hablando de Ix Chel, la diosa de la luna para los antiguos mayas. Las imágenes en códices o grabados en estelas nos la presentan como una mujer joven- cuando tiene que ver con la luna creciente- o una anciana- cuando alude a la luna menguante-. Era la protectora de los oficios particulares de las mujeres mayas en los tiempos prehispánicos; también aludía al embarazo y a la medicina. Otras nociones relacionadas directamente con la diosa Ix Chel eran la pintura, los textiles, el arco iris, la noche y la fertilidad de los terrenos.