El Programa de los 177 Pueblos Mágicos de Mexico, desarrollado por la Secretaría de Turismo en colaboración con diversas instancias gubernamentales y gobiernos estatales y municipales, contribuye a revalorar a un conjunto de poblaciones del país que siempre han estado en el imaginario colectivo de la nación en su conjunto y que representan alternativas frescas y diferentes para los visitantes nacionales y extranjeros. Más que un rescate, es un reconocimiento a quienes habitan esos hermosos lugares de la geografía mexicana y han sabido guardar para todos, la riqueza cultural e histórica que encierran.

Creel Pueblo Magico

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Creel Pueblo Magico

El enorme estado de Chihuahua alberga algunas de las maravillas naturales más hermosas del mundo, así como centenarias etnias y tradiciones, legado inmaterial de su territorio.

El poblado de Creel es la entrada a una de sus zonas más sorprendentes: las Barrancas del Cobre, hogar de los tarahumaras.

Cada rincón de este Pueblo Mágico es una invitación a la aventura y al conocimiento. El rugido del viento al chocar con las paredes de roca de las barrancas invita a los visitantes a reflexionar en la quietud del abismo que se abre bajo sus pies.

Las estaciones del año en Creel se viven de manera extrema: en invierno es habitual apreciar un hermoso paisaje nevado, pero a comienzos del verano, el panorama se asemeja a un páramo seco con tierra cuarteada.

Qué visitar en Creel Pueblo Mágico

Fundado apenas en 1907 en una antigua ranchería rarámuri llamada Nariachi, el municipio de Bocoyna, el poblado de Creel fue por mucho tiempo la última estación del Ferrocarril Kansas City, México y Oriente, que en los años 60 se amplió y actualmente se conoce como Chihuahua al Pacífico, el famoso "Chepe" que atraviesa desde Chihuahua hasta Sinaloa.

Antes de sumergirse en la belleza natural de sus alrededores, Creel tiene mucho qué ofrecer a sus visitantes. Para disfrutarlo mejor, es recomendable rentar una bicicleta y recorrer las calles y los alrededores del poblado, con sus paisajes de ensueño entre bosques y hermosas construcciones antiguas.

Además de las tradiciones de los tarahumaras, el rico pasado religioso de este Pueblo Mágico se ve plasmado en su arquitectura.

Creel tiene también un puñado de recintos culturales para contar su historia: el Museo de Arte Sacro de San Ignacio de Loyola es el primero de ellos. Levantado sobre los cimientos de un antiguo convento del siglo XVIII, sus gruesas paredes de adobe y piedra albergan una colección de 45 pinturas de arte sacro elaboradas entre los siglos XVI y XVIII.

Al terminar de recorrer los museos, es hora de comenzar con las bellezas naturales. Los puntos más cercanos al centro de Creel son el Valle de los Hongos y el monumento a Cristo Rey, una imponente escultura de piedra blanca que alza sus brazos al cielo desde sus 8 metros de altura, en lo alto de una colina a 500 metros del pueblo, desde donde sus calles y bosques pueden apreciarse en su totalidad.

En el Valle de los Hongos se encuentran enormes rocas de 20 millones de antigüedad que han adquirido formas caprichosas, como de champiñón, por el efecto de la erosión.  Se trata de un sitio ideal para practicar senderismo, acampar y montar en bicicleta de montaña por el sinuoso terreno.

Lo imperdible en Creel Pueblo Mágico

Se repite hasta el cansancio que las Barrancas del Cobre son un destino turístico impresionante. Es difícil encontrar otra palabra que describa la sensación de tener ante sí un abismo de más de 1,800 metros de profundidad, a lo largo de 600 kilómetros, que a pesar de ser constantemente comparado con el Gran Cañón de Arizona, en Estados Unidos, es mucho más rico en belleza gracias a su exuberante biodiversidad.

Las cañadas de las Barrancas del Cobre albergan ecosistemas abundantes en bosques de pino y encino; al estar localizadas en la Sierra Madre Oriental, sus veranos son cortos y suaves, con lluvias ligeras y persistentes, pero la magia se hace presente en sus largos inviernos, que de noviembre a marzo cubren todo de blanco.

Sin embargo, en las profundidades de las barrancas el clima es más amable y la vegetación se torna más parecida a la de climas semitropicales y húmedos, por lo que no es extraño encontrar higueras, ceibas, mangos, naranjos y zapotes, café y cacahuate. La presencia de caudalosos ríos forma el entorno ideal para la presencia de fauna muy variada, entre la que se encuentran más de 200 especies de aves, reptiles y anfibios, y el 30% de las especies terrestres registradas en México, entre las que se cuentan osos negros, pumas, venados de cola blanca, lobos, jabalís, gatos monteses, nutrias y mapaches.

Para recorrer las Barrancas del Cobre se requiere de tiempo, conocimiento del entorno y buena condición física; se puede hacer a pie, en bicicleta o moto, a caballo o en vehículos todoterreno, pero el mejor modo es a bordo del famoso tren del Chepe, que atraviesa el vasto territorio a diario, en un viaje que comienza a las seis de la mañana y concluye sobre las nueve de la noche.

Justamente en Divisadero se encuentra el famoso teleférico del Parque de Aventura Barrancas del Cobre, el cual recorre una distancia de 2.8 kilómetros (es el tercero más largo del mundo) a 400 metros de altura.

Considerado uno de los parques de montaña más impresionantes del mundo, en este lugar se pueden gozar desde tranquilas actividades hasta las más extremas, como recorridos a caballo, siete tirolesas y dos puentes colgantes que atraviesan cinco kilómetros en total, una vía ferrata con un sistema de semi escalado de 45 metros, una pared de casi diez metros para practicar rappel, dos rutas de ciclismo de montaña, y espacios para acampar bajo el impresionante cielo estrellado de la sierra.

Los sublimes paisajes naturales continúan en el Valle de los Monjes, donde una serie de rocas monumentales, de más de 50 metros de altura, parecen haber sido dispuestas en procesión, una tras otra y en grupos regulares, como si se tratara de monjes en meditación que rodean veredas perfectas para caminar o pasear en bicicleta.

Los cauces de los ríos que desbordan las barrancas culminan en enormes caídas de agua; las más cercanas a Creel son las cascadas de Rukiraso, con 30 metros de altura, pinturas rupestres en las cavernas de alrededor y un espléndido mirador, y Basaseachi, la cascada permanente más alta de México, con 246 metros de caída libre.

Qué comer en Creel Pueblo Mágico

Después de las agotadoras jornadas por las hermosas atracciones de los alrededores, la gastronomía local resulta un alivio para los viajeros; ya sea en los ingredientes característicos del norte, como la carne y el chile secos, las tortillas de harina, los cortes de carne fresca y las conservas de fruta que se utilizan para preparar platillos como burritos, discadas, enchiladas y caldos, entre varios otros, también pueden disfrutarse productos provenientes de las comunidades rarámuris, como gorditas, atole, tamales y tesgüino, elaborados con maíz.

Qué comprar en Creel Pueblo Mágico

La cosmogonía de los tarahumaras se ve reflejada en los diversos trabajos que realizan en barro, madera, palmilla y textiles, que representan venados, peyotes y figuras relacionadas con el culto al sol, la luna y el ser humano en canastos, máscaras, instrumentos musicales, artículos de cocina, muñecas con el traje típico rarámuri, prendas de vestir, bolsas y accesorios diversos.

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Como llegar a Creel Pueblo Magico

Se puede llegar en avión a la capital de Chihuahua, a través de AeroMéxico, Interjet o Volaris, de donde Creel se encuentra a 261 kilómetros. Para transportarse en autobús, se pueden utilizar las líneas Estrella Blanca o Autotransportes Turísticos del Noreste. En automóvil, es necesario tomar la carretera que va a ciudad Cuauhtémoc, situada a 100 km de distancia; a partir de ahí, recorrer el camino hacia el poblado de Estación López Mateos, conocido también como La Junta, enseguida desviarse hacia San Juanito y unos kilómetros más adelante en esa misma dirección se encuentra Creel.

El fastuoso tren Chihuahua Pacífico, "El Chepe", llega a Creel desde la capital de Chihuahua.