El Programa de los 177 Pueblos Mágicos de Mexico, desarrollado por la Secretaría de Turismo en colaboración con diversas instancias gubernamentales y gobiernos estatales y municipales, contribuye a revalorar a un conjunto de poblaciones del país que siempre han estado en el imaginario colectivo de la nación en su conjunto y que representan alternativas frescas y diferentes para los visitantes nacionales y extranjeros. Más que un rescate, es un reconocimiento a quienes habitan esos hermosos lugares de la geografía mexicana y han sabido guardar para todos, la riqueza cultural e histórica que encierran.

Cuando pasa el equinoccio de primavera

Nota sobre Cuando pasa el equinoccio de primavera

La relevancia de la primavera, así como el registro de los días, los periodos, fases y fenómenos astronómicos, la física y las matemáticas llegó a ser tan considerable para las culturas del pasado que eso justamente motivó la construcción de notables construcciones, esas cuyos vestigios actualmente admiramos en los principales sitios arqueológicos del mundo.

Esas impresionantes construcciones, varias de ellas de forma piramidal, se ubicaban de acuerdo a una especial orientación, determinada por ejemplo por eventos como el equinoccio de primavera.

De allí se explica por qué en la actualidad, el día 21 de marzo, cuando pasa el equinoccio de primavera, lugareños y turistas acuden a sitios arqueológicos como Chichen Itzá en Yucatán, Teotihuacan, en el Estado de México y El Tajín en Veracruz, para recibir a la primavera, llenarse de buenas energías y observar extraños fenómenos astro-arqueológicos.

Por ejemplo, en una de las estructuras más importantes de Chichen Itzá, la llegada del equinoccio está marcada por el descenso de una sombra que hace evocar a la serpiente emplumada, Kukulcán, bajando desde la cima hasta la base del templo.

Aunado a lo anterior, la antigua urbe maya de Chichen Itzá también estuvo relacionada con el amor y la primavera y muchas leyendas locales así lo señalan, como por ejemplo la de la princesa Sac-Nicte.

Por lo que se refiere a la cultura azteca, los sacerdotes mexicas llevaban un cuidadoso registro de los fenómenos astronómicos como el equinoccio primaveral, para fines de llevar a cabo sus rituales. Era una cultura que exhibía una profunda veneración por el sol. Tlacaxipehualiztli era el nombre de la celebración precolombina con la cual le daban la bienvenida a la estación primaveral. El dios Xipe Totec era el patrono de la primavera.

En sus manifestaciones más antiguas los ceremoniales dedicados a Xipe Totec eran bastante cruentos, pero con el paso del tiempo fueron cambiando y se utilizaban hojas de maíz para llevarlos a cabo.

Se considera que tanto los mayas como los aztecas y por supuesto muchos otros pueblos mesoamericanos en el marco del equinoccio primaveral se cargaban de energía en sus grandes centros ceremoniales.

Justo esa costumbre es la que siguen miles de personas las cuales acuden vestidas de blanco a las pirámides y templos del territorio nacional cada 21 de marzo, cuando pasa el equinoccio de primavera, para cargar de energía su interior.

Ellos consideran que en el equinoccio de inverno el sol aumenta su fulgor y el potencial renovador de sus rayos, trayendo estabilidad interior, vitalidad y prosperidad.