El Programa de los 177 Pueblos Mágicos de Mexico, desarrollado por la Secretaría de Turismo en colaboración con diversas instancias gubernamentales y gobiernos estatales y municipales, contribuye a revalorar a un conjunto de poblaciones del país que siempre han estado en el imaginario colectivo de la nación en su conjunto y que representan alternativas frescas y diferentes para los visitantes nacionales y extranjeros. Más que un rescate, es un reconocimiento a quienes habitan esos hermosos lugares de la geografía mexicana y han sabido guardar para todos, la riqueza cultural e histórica que encierran.

El Flamenco Rosa, una especie fascinante

Nota sobre El Flamenco Rosa, una especie fascinante

La península yucateca es una de las regiones geográficas más valiosas en lo que se refiere a su biodiversidad.

Los entornos naturales con los que cuenta son variados: ciénagas, lagunas costeras, selvas y bosques. Todo ello se traduce en una enorme diversidad de hábitats para las especies más exóticas que pudieran imaginarse. Animales como tortugas, cocodrilos, tiburón ballena, aves migratorias y aves costeras residentes colman los espacios silvestres de la Península de Yucatán. No obstante, uno de los más famosos residentes de las zonas ecológicas del sureste mexicano es el flamingo rosa.

Es una de las especies más representativas del Caribe Mexicano.

El flamenco rosa, inconfundible ave de elegante silueta, es una especie que puede hallarse en las Reservas de la Biósfera Los Petenes, Ría Celestún y Ría Lagartos. Este último sitio es el único espacio silvestre donde anida y se desarrolla el flamingo rosado en todo el territorio mexicano.

Cabe mencionar que el flamenco rosa es una especie que se moviliza en grupos grandes y pueden hallarse grandes colonias no solamente en México, sino en espacios silvestres de otras naciones como las Antillas Holandesas, Guyana, Brasil, Venezuela, Colombia, Haití, Cuba y Bahamas.

Sin embargo, el flamengo es una especie que se encuentra en riesgo de desaparecer, en especial por la contaminación de las aguas descansa, abreva, se alimenta y reproduce.

La conservación del flamengo rosado depende en mucho de la estabilidad de las lagunas costeras, de la cantidad y calidad del agua dulce que ellas contengan y que es lanzada al continente a manera de manantiales, de los flujos de entrada y salida de agua salada que llega del mar, de los manglares que protegen sus lugares de anidación, como una barrera natural ante las tormentas, de la abundancia de peces marinos en la zona y de la alga de tonalidad rojiza de la cual se alimenta la artemia y que le da el inconfundible color al rosado flamingo caribeño.

Evitar la desaparición de una especie como el flamenco rosado no es algo sencillo, por lo cual es indispensable conocer más acerca de su ciclo vital.

También es valioso para este fin estudiar de manera más profunda los ecosistemas donde se desarrollan estas aves y las cadenas alimenticias que están presentes en las zonas que habitan. Una manera provechosa de ayudar a su preservación es visitar los lugares silvestres donde viven, como las mencionadas reservas naturales del sureste nacional, sin alterar o dañar sus delicados hábitats.

Una de las aves más grandes, coloridas y bellas del mundo es el flamenco del Caribe (Phoenicopterus ruber ruber), de encendido plumaje rojizo que varía del rosa al rojo, del carmesí al escarlata, producto de los pigmentos carotenoides (similares a los de las zanahorias) contenidos en invertebrados y algas que consumen.

Es una especie de gran talla, que mide entre 1.12 y 1.22 m de longitud y llega a pesar de dos a tres kg; se le reconoce de inmediato por sus largas patas, su cuerpo relativamente corto y por su pico curvo inconfundible. Sus patas le sirven para vadear las aguas y el largo cuello para buscar alimento en el fondo lodoso, con apoyo del negro y amarillento pico curvo compuesto por estructuras filtradoras llamadas lamelas o cerdas. Las notas que emite son graznidos, que varían desde el común y fuerte huh-huh-huh de advertencia, hasta la llamada nasal profunda y resonante honk-honk-honk, que es muy parecida a la de los gansos.

Es una ave acuática que siempre se mantiene en grupos, tanto para alimentarse como para anidar; para ello prefieren lugares cálidos e inhóspitos, casi siempre en lagunas de aguas someras cerca de las costas, con alta salinidad, suelos fangosos y donde exista gran cantidad de algas microscópicas, larvas de insectos, de moluscos y crustáceos.

Para obtener este diminuto alimento usan el pico a modo de cuchara, con él remueven el cieno del fondo y atrapan el material alimenticio filtrándolo a través de las lamelas, por donde pasa el agua fangosa. Como la mayoría de las especies gregarias, llevan en apariencia una vida monógoma y no existe diferenciación sexual, aunque los machos pueden ser de mayor talla que las hembras. Alcanzan la madurez sexual entre los dos y tres años, y son muy longevos; en estado silvestre se han registrado edades máximas de 27 años y de 50 años en cautiverio.Su origen es considerado de los más antiguos entre aves vivientes, la evidencia fósil del primitivo flamencoParascaniornis del Cretáceo (hace 135 a 70 millones de años) sugiere que alguna vez se distribuyeron en Europa, Norteamérica y Australia, así como en muchas de las áreas donde aún viven; no obstante, ahora sólo ocupan zonas aisladas, principalmente en los trópicos y, a veces, en grandes altitudes.

En México, habitan en la península de Yucatán, en sitios bordeados por barras arenosas a veces cubiertos por vegetación de duna costera y separadas del continente por un mosaico de tierras inundables.

Esta costa es considerada como el único lugar en tierra firme del continente americano donde ha anidado en forma sucesiva e ininterrumpida desde tiempos inmemoriales. Fuera del país podemos encontrar sus poblaciones en regiones aisladas del Caribe y en el sur de Florida, las Galápagos, sur de Europa, norte de Sudamérica, norte de África y sur de Eurasia. En América habitan en Bahamas, Cuba, Haití, Colombia, Venezuela, noreste de Brasil, Guyana, Antillas Holandesas y México (Yucatán). Una de las seis especies registradas en el mundo, prefiere la costa norte de la península de Yucatán, desde las rías Celestún al oeste y Lagartos al este, hasta punta Holbox y Cabo Catoche al oriente, con registros esporádicos que indican que puede vagar por el oeste hasta el sur del estado de Veracruz y Campeche. Por el este llega a las aguas costeras de las bahías de la Ascensión y del Espíritu Santo, en la Reserva de la Biosfera Sian Ka'an, en el estado de Quintana Roo, donde es un invernante escaso con grupos de pocos cientos.

En Yucatán, la población desarrolla su ciclo vital a todo lo largo del norte peninsular, con desplazamientos migratorios de casi 300 km desde sus sitios de invierno y áreas de concentración, en Celestún, y en la costa oeste, hasta las zonas de reproducción en Río Lagartos al noreste; aunque, durante todo el año, se distribuyen en sitios como Yaymitun, Bocas de Dzilam, San Felipe, Las Coloradas, El Cuyo, Petén Hú, Punta Mecoh y Yalmacal.

La temporada reproductiva varía según las condiciones climáticas, y marca el cambio de conducta de los adultos, pero el inicio de la reproducción puede ubicarse desde mediados de marzo, a partir de los primeros despliegues del cortejo. Antes de la cópula el macho persigue a la hembra y emite sonidos gruturales, erizando las plumas dorsales y agitando las alas, le lanza picotazos al cuello y también ella eriza las plumas dorsales hasta que queda en posición pasiva. Finalmente, se realiza la cópula que dura de cinco a doce segundos, y durante ella el macho extiende sus alas para detenerse. Con la reproducción culmina toda una serie de actividades realizadas por el ave; a partir de aquí, todo gira alrededor de la obtención de alimento, exhibiciones prenupciales, formación de pareja y construcción del nido. Todo contribuye a la postura e incubación simultánea del máximo número posible de huevos, meta que no es alcanzada por la colonia todos los años, porque en la época de anidación son muy susceptibles a cualquier perturbación. REPRODUCCIÓN Y DESARROLLO

Las colonias reproductoras se ubican a orillas de los cuerpos de agua, en angostas salientes, islotes arenosos o en barras arenosas bajas.

Las zonas preferidas para anidar se encuentran en las localidades de Petén Hú, Punta Meco y, en menor proporción, en Las Coloradas, El Cuyo y Yalmacal, todas enclavadas en la costa este. No obstante, los intemperismos climáticos, como huracanes y nortes, o las perturbaciones provocadas por el hombre han influido en su conducta. Las primeras puestas son en mayo con un periodo medio de incubación de 28 días realizado por ambos padres; el nacimiento tiene lugar desde junio, prolongándose hasta principios de agosto y los pollos inician sus primeros vuelos en julio, llegando a dominarlo en octubre, cuando los jóvenes logran incorporarse a las actividades de la población adulta. Durante la temporada de cría tiene lugar la dispersión a sitios cercanos y, poco tiempo después la parvada migra al extremo occidental de la península. Con las primeras lluvias de primavera la sincronización reproductiva se hace evidente, pues durante marzo y abril, año con año, regresan a sus sitios de reproducción emplazados en ría Lagartos y, desde el inicio de los años noventa. A Uaymitún, en la costa central.

La hembra sólo pone un huevo y raras veces pone dos o tres.

Estos están constituidos de un cascarón y coloración blanca deslustrada y frecuentemente con escamosos depósitos blancos de calcio en la superficie. Son largos, de forma elíptica en uno de sus extremos y el polo vegetativo más pronunciado; su peso promedio es de 100 a 133 g, y tienen una longitud media de 86-91 por 54-56 mm. La incubación la efectúan ambos padres durante un periodo que varía de 27 a 31 días, con cambios de turno en el nido al amanecer y atardecer. Entre los factores adversos a la incubación podemos mencionar la precipitación que se incrementa en verano, lo cual puede destruir los nidos, así como las mareas que erosionan la parte basal del nido y propician el arrastre de los huevos. Después del nacimiento de los pollos, permanecen en el nido varios días y, poco a poco, empiezan a caminar con torpeza, hasta que más o menos a los 10 días se reúnen con los demás recién nacidos y, en grupos, se adentran al agua. Durante los primeros días los pollos poseen un suave plumón blanco que va cambiando de modo paulatino a un rosa pálido o grisáceo, que identifica a los jóvenes hasta el año. A partir de entonces adquieren el bello plumaje rosa de los adultos.

Las crías nacen con el pico recto, lo que limita la obtención de alimento igual que hacen sus padres, por lo que son alimentados de pico a pico con una sustancia papillosa regurgitada.

Se trata de una secreción compuesta por proteína, grasa y pocos carbohidratos, de alto valor nutricional similar a la leche de los mamíferos. Durante los primeros días de vida los pollos introducen el pico en el de ambos padres para alimentarse con la secreción nutritiva que propicia su rápido desarrollo. Cuando adultos, obtienen su comida de modo muy especial, pues meten el pico en el agua, con la cabeza en posición invertida, debido a su pico marcadamente doblado. La lengua bombea el agua y expele varias veces por segundo el lodo succionado para filtrarlo dentro del pico con sus numerosas cerdas, mismas que retienen el fitoplancton y zooplancton compuesto por algas clorofíceas y diatomeas, así como diminutos crustáceos, gasterópodos y las larvas de insecto, que son extraídas del fondo. Para facilitar la obtención de alimento, constantemente remueven el fondo fangoso con las patas y pocas veces comen mientras nadan.

{{{ MEDIO NATURAL Y SUPERVIVENCIA}}} Es un ave que ocupa amplias franjas inundables y estuarios costeros del norte de la península de Yucatán; ahí donde se forman esteros y lagunas costeras localmente denominadas "rías", de aguas hipersalinas utilizadas desde la época prehispánica para extracción de sal.

Desde hace siglos se encuentra aquí una de las mayores poblaciones de flamencos del continente, estimada a principios de esta década en 26 mil individuos. Para su conservación, el litoral del Golfo de México cuenta con áreas protegidas como las reservas especiales de la biosfera: ría Lagartos, en los municipios San Felipe, río Lagartos y Tizimín, y ría Celestún en Yucatán y Campeche; y hay otras de carácter estatal como El Palmar y Bocas de Dzilam. La riqueza regional de hábitats está integrada por petenes, manglares, vegetación costera, cenotes y selvas bajas, en clima cálido seco y con lluvias en verano. Entre los pocos enemigos del flamenco podríamos citar a los mapaches, zorra gris, gaviotas y alguna rapaz o garcitas que devoran sus huevos. Otras causas de mortalidad son las enfermedades que afectan los sistemas respiratorios, digestivos y nervioso, debido a bacterias o virus. No obstante, la causas más graves de mortalidad son la perturbación humana; porque a pie, en automóvil, lancha, en moto, avioneta o helicóptero, los visitantes insisten en acercarse a las aves que, asustadas, levantan el vuelo, chocan entre sí, lastiman a los pollos y hacen rodar los huevos que se rompen o caen al agua; igual que dañina era la captura y venta clandestina de aves para ornato y zoológicos. Otros factores adversos son las lluvias de verano y las mareas altas que afectan la nidada; igual influyen los huracanes, nortes e impactos provocados por el hombre, así como la contaminación, infraestructura carretera, construcción de viviendas, ampliación de salinas y crecimiento urbano sin control.

Cuando el hombre todavía no dominaba la tierra y muchas especies ya habían desaparecido, hace unos 70 mil años, otras evolucionaban y se adaptaban al ambiente.

Entre esa fauna ya estaba el flamenco que vivía en grupos, como aún lo hace. Hoy, esta bella ave está considerada amenazada de extinción y es protegida por el gobierno mexicano en sus remotas tierras cenagosas y estuarios, salinos; asimismo, también los científicos realizan esfuerzos para preservar el futuro de esta tímida ave en el sureste mexicano.