El Programa de los 177 Pueblos Mágicos de Mexico, desarrollado por la Secretaría de Turismo en colaboración con diversas instancias gubernamentales y gobiernos estatales y municipales, contribuye a revalorar a un conjunto de poblaciones del país que siempre han estado en el imaginario colectivo de la nación en su conjunto y que representan alternativas frescas y diferentes para los visitantes nacionales y extranjeros. Más que un rescate, es un reconocimiento a quienes habitan esos hermosos lugares de la geografía mexicana y han sabido guardar para todos, la riqueza cultural e histórica que encierran.

Las espectaculares cascadas pétreas de Hierve el Agua

Nota sobre Las espectaculares cascadas pétreas de Hierve el Agua

Fíjense bien en la foto porque engaña un poco.

Esa cascada cayendo en vertical que hay a la derecha no es tal: se trata de un efecto visual que produce una formación rocosa, aunque sí es verdad que su origen se debe a un salto de agua.

En realidad son dos, con alturas de 30 y 12 metros, que se prolongan luego en terrazas petrificadas menos abruptamente, hasta elevarse más de 50 metros sobre la base del valle.

Tiene el original nombre de Hierve el Agua porque el agua que mana desde la cumbre lo hace a 25 grados de temperatura. Se halla en la localidad de San Isidro Roaguía, en el estado mexicano de Oaxaca.

Su formación se debe a la precipitación del carbonato cálcico, ya que el agua de la zona es rica en minerales, razón por la cual los antiguos zapotecas construyeron en las cercanías un complejo sistema de irrigación y convirtieron el lugar en sagrado hace 2.

500 años. El yacimiento arqueológico de Mtla no está lejos, así que la visita turística se vuelve aún más interesante.

La temperatura del agua, como decíamos, oscila entre 22 y 25 grados y como en la parte alta hay una explanada con pozas en la que se ha construido una especie de piscina termal para bañarse, dotada de servicios, vestuarios e incluso cabañas donde alojarse a un precio más que razonable, un centenar de pesos.

La gran cantidad de minerales que se concentran le da a las aguas un característico color turquesa muy espectacular. Y el burbujeo que producen las corrientes subterráneas es lo que le ha proporcionado el curioso nombre de Hierve el Agua.

Ésa es una de las opciones para ver este fascinante paisaje.

La otra es hacerlo desde abajo aprovechando un sendero peatonal de 2 kilómetros que lo va rodeando.

Si recuerda mucho a las famosas cascadas de Pamukkale en Turquía, es porque ambas se formaron de forma parecida, y de hecho no se conoce en el mundo ninguna otra tan espectacular como estas dos.