Si la aventura es lo tuyo no podrás resistir al rostro salvaje de México que, detrás de sus tradiciones y gastronomía envidiable, tiene reservado un capítulo especial para hacer explotar nuestra adrenalina con los escenarios ideales para los deportes extremos.
La experiencia de viajar podría estar vinculada a la práctica de los deportes extremos y la aventura, más de lo que podríamos pensar en primera instancia. Esto podría no ser evidente considerando la diversidad de experiencias turísticas posibles y la extensa variedad de dinámicas relacionadas con las vivencias extremas y la aventura.
Además de lo mínimo indispensable en dispositivos de seguridad para no correr peligros, el deportista debe estar en una buena condición física y dejarse guiar por el personal especializado.
De manera que, para nuestras próximas vacaciones, hay que considerar destinos que combinen un poco de los dos aspectos: que nos dejen permitan conocer lugares nuevos y que además, de ser posible, nos pongan a prueba para superar nuestros límites interiores y conocer cosas nuevas de nuestra propia persona.
Si bien a México se le puede encasillar con su cultura y deliciosa gastronomía, así como a España con las corridas de toros, lo cierto es que en el país poco a poco va creciendo una tendencia hacia los deportes extremos.
Es el lugar perfecto para hacer rafting, un deporte extremo que se puede practicar en grupos de varias edades gracias a que las aguas del río no son difíciles de maniobrar.
No habrá mayores riesgos si se acatan las órdenes del guía de turno, como no desviarse hacia tramos muy caudalosos del río y colocarnos correctamente el chaleco salvavidas para mantenernos a flote en caso de caída.
Algunas personas podrían pensar que los deportes extremos son actividades arriesgadas que no tienen justificación. Para muchos, la tentativa de escalar un muro de cientos de metros, de domar una ola inmensa o de lanzarse desde un cerro con el parapente, es algo poco juicioso y sin sentido. Lo más asombroso es que, quienes opinan así, puede que no tengan poca razón.
Y sin embargo, los deportes extremos y la aventura tienen algo que cautiva a quienes los experimentan. A veces una sola vez que se los experimente, basta para enganchar a cualquiera y despierta una pasión incontenible por volverlos a practicar. Pero entonces, ¿Por qué nos fascinan los deportes extremos?
La mejor respuesta a esta cuestión es mejor experimentarla de primera mano visitando un paraje natural bello y desafiante como las dunas de Chachalacas.
En el mismo Veracruz, a 47 kilómetros del puerto, se ubica una formación de dunas con 10 mil años de antigüedad que son el escenario perfecto para los amantes del sandboarding.
La altura e inclinación de las formaciones de arenas son la delicia de los amantes de los deslizamientos cuesta abajo.
Para un tipo diferente de descenso tenemos las cuevas llamadas el Santuario de las Golondrinas. Un abismo de más de 500 metros de profundidad que da mucho miedo, pero que será irresistible para los practicantes del rapel.
Tenebroso, pero hermoso. Así es como definen los expertos a este lugar, el sexto más profundo del mundo, que también es hábitat de aves.
A final de cuentas, y eso se comprende al visitar un sitio como el impresionante Santuario de las Golondrinas, los deportes extremos son fascinantes porque nos permiten un acercamiento emocionante y con mucha adrenalina, a la naturaleza en sus fuerzas e impulsos.
Es como reencontrarse con lo que uno es en lo más profundo de su propia naturaleza: un volver a casa único, extremo y difícil de olvidar.
Ubicado en Nuevo León, en este lugar se practica el Bungee Jumping desde una altura de 70 metros de profundidad con todas las medidas de seguridad posibles. Ante la gran demanda del público se ofrecen paquetes de captura de foto y video del salto, para no perder ningún detalle del salto.
Su centro de paracaidismo promueve desde hace dos décadas el salto en paracaídas. Con un adiestramiento muy breve sobre las medidas de protección, el cliente estará listo para saltar entre los 5.000 a 2.700 metros de altura.
Serán unos pocos minutos en caída libre de la mano de un experto, pero que perdurarán en la memoria para siempre.
Los deportes extremos tienen una extraña fascinación que cautiva a millones de personas en todo el mundo. Es cierto que no todos pueden acercarse a ellos, o que se requiere de equipamiento no accesible para cualquiera, para efecto de practicarlos.
Y aun con ello, son actividades bastante adictivas que tienen una gran popularidad, especialmente entre los jóvenes, aunque no es extraño hallar a personas de todas las edades y sin distinción de sexos, entregándose con pasión a los deportes extremos.
La gran popularidad del paracaidismo en Cuautla es una muestra de lo anterior.
Es una de las mejores montañas para quienes se inician en el Alpinismo. No se requiere de gran experiencia para el ascenso, aunque lo más recomendable es hacerlo junto a un guía para no perderse y quitarle minutos a la diversión.
A diferencia de otras actividades deportivas más convencionales, los deportes extremos siempre implican algo inesperado. Cuando uno juega futbol o béisbol tiene una idea bastante precisa de lo que se sentirá al conectar un home run o al meter un gol. En cambio, en los deportes extremos ciertamente todo podría pasar.
Tal es uno de los aspectos más fascinantes del alpinismo, practicado en un sitio tan hermoso como el Iztaccíhuatl.
Uno de los aspectos que más atraen de los deportes extremos, se relaciona con la gran variedad de ellos que existen actualmente. Pero además, conforme la tecnología se perfecciona o las circunstancias sociales cambian, aparecen nuevos deportes extremos, como por ejemplo, el parkour en las áreas urbanas.
No obstante, hay ciertas actividades deportivas de esta clase que son verdaderos clásicos, pasatiempos siempre en boga.
Ubicada en Puerto Escondido, esta playa es famosa por su escuela de surf que adiestra a los turistas en la técnica perfecta para correr las olas del lugar sin correr demasiados riesgos. Con una variedad de hoteles y centros de diversión cerca de la playa, los visitantes no querrán dejar el lugar.