Para llegar a Acanceh, en Yucatán, se recorren tres kilómetros rumbo al poniente, desde la Hacienda de Teya, a lo largo de la carretera que conduce a Valladolid, hasta el punto donde comienza el camino a Chetumal.
Justo en este punto, se gira hacia la derecha y a tan solo 13 kilómetros se localiza la ruta que conduce directamente a este pueblo yucateco.No mucho después, los turistas pueden contemplar su plaza principal, el bello templo virreinal de Nuestra Señora de la Natividad.
Este edificio tiene la particularidad de que, a su costado, se localiza una pirámide maya. La verdad es que todo Acanceh se levanta sobre un antiguo asentamiento maya, que tuvo su esplendor en los periodos Clásico y el Posclásico. Un total de cuatrocientas estructuras prehispánicas han sido identificadas en Acanceh y sus alrededores, si bien solo cuatro de estos yacimientos se encuentran abiertas al público.La más notable de estas estructuras, se conoce como la Gran Pirámide.
En las primeras décadas del siglo XX se hallaron en la Gran Pirámide dos grandes mascarones, que sin embargo, se extraviaron con el paso del tiempo. No obstante, en los últimos cinco años, se encontraron otros tantos similares mascarones, los cuales miden más de 3 metros de altura, por otros 3 de ancho. Por los rasgos que exhiben, parecen hacer referencia a la deidad solar Kinich Ahau. Estas obras fueron elaboradas con estuco y casi seguramente estuvieron pintadas de colores. Un poco más allá de la Gran Pirámide, se localiza otro interesante edificio de Acanceh, la Estructura 1A, la cual es una pirámide de pequeñas dimensiones.No mucho más lejos, rumbo al poniente, se localiza el Cerrito de los Venados, un sitio también de gran interés turístico, aunque no tanto como el espléndido Palacio de los Estucos, ubicado a tres cuadras del sur de la iglesia de Nuestra Señora de la Natividad.
Esta estructura consta de un enorme basamento de cincuenta metros de lado y unos 7 de alto, sobre la cual se levantan diferentes construcciones prehispánicas. Esta admirable edificación preserva un notable friso de estuco que incluye figuras de animales diversos, como por ejemplo, la rana, jaguar, tuza y diferentes aves que posiblemente simbolizaban deidades de los antiguos mayas. No te pierdas Acanceh, en Yucatán, y sus muchos tesoros históricos y prehispánicos, que te fascinarán y harán enorgullecer por la valía cultural de los antiguos habitantes de México.