La Catedral Metropolitana de la Ciudad de México no es solo el edificio sacro más importante del país y un sitio pleno de testimonio y veneración, sino que, además, es un centro de disfrute estético inagotable, capaz de sumergir a quienes contemplan las maravillas de sus vastos recintos, en un estado de arrobo y captación de la trascendencia.
Una de sus muchas maravillas, es la admirable Capilla de San José.
Finalizada entre 1653 y 1660, probablemente incluyó varios retablos barrocos, puesto que ese fue el deseo de su máximo benefactor, Simón Esteban Beltrán de Alzate. Este canónigo proporcionó los recursos necesarios para la elaboración de la Capilla de San José y para que se celebrara la fiesta de este santo particular en la Catedral de la Ciudad de México.Se sabe además que el retablo principal de esta capilla, estuvo primero en la iglesia de Montserrat.
Tras el cierre de este templo, el retablo se tomó de allí y se trasladó a la Capilla de San José. Como complemento de este retablo, aparece una estatua de San José cargando al Niño Dios. Es de hacer notar que los santos que rodean a José, no muestran un estricto ordenamiento iconográfico.En la Capilla de San José estuvieron alguna vez, en una gran urna, los restos de célebres próceres de la Independencia de México, como es el caso de Allende, Jiménez, Aldama, Morelos e Hidalgo.
Originalmente se hallaban en la cripta del Altar Mayor. Durante cuatro décadas los restos de estos héroes nacionales estuvieron en la Capilla de San José, hasta que, finalmente, en 1925, fueron trasladados a la Columna de la Independencia.También durante mucho tiempo, la Capilla de San José albergó la celebrada imagen del Señor de Santa Teresa.
Esta figura sacra fue sumamente venerada por los feligreses, por tener fama de milagrosa. También en este recinto de la Catedral Metropolitana se puede observar, detrás de una reja, al célebre Señor del Cacao, el cual fue rescatado de la catedral primitiva y que durante largo tiempo fue ubicada en el atrio. Cuando esta figura estuvo colocada en ese lugar, los indígenas acostumbraban ofrecerle como dádivas, semillas de cacao.El Señor del Cacao es una representación sacra elaborada con pasta de caña de maíz.
Muy probablemente fue elaborada en algún momento del siglo XVII. Por su noble y hermosa proyección y las muchas referencias históricas que posee, la Capilla de San José es uno de los puntos de mayor atractivo turístico en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México.