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Conventos del Centro Histórico de la Ciudad de México

Los conventos o centros religiosos, por lo general católicos, son lugares donde frailes, monjas y clérigos, siguen una vida religiosa en el marco de una vida religiosa desarrollada en forma grupal.

Durante los tiempos de la Colonia, se fundaron distintos conventos en la Ciudad de México, principalmente por el impulso de españoles acaudalados.

Varios de estos complejos conventuales fueron construidos en el Centro Histórico, por tratarse de un céntrico lugar y con gran afluencia de personas.

Con el paso del tiempo, tales edificios fueron utilizados para otros fines, por ejemplo, para ser usados como bibliotecas o dependencias gubernamentales. En lo que sigue, mencionaremos algunos de esos complejos religiosos.

El Antiguo Convento de la Concepción, localizado en Belisario Domínguez y República de Brasil, estuvo integrado por varias edificaciones: el noviciado, el templo y el edificio principal del convento.

Se trata del ex convento de monjas de mayor antigüedad en nuestro país. Inaugurado por Fray Juan Zumárraga, primer arzobispo de la Nueva España, en la actualidad es la sede de una biblioteca de la SEP, aunque se encuentra en un proceso de remodelación y por ende no está abierto al público.

Por otra parte, el Convento de la Encarnación fue obra de los religiosos dominicos, en los días en que fuera arzobispo Alonso Fernández de Bonilla.

Localizado en la calle de Argentina, es uno de los más admirables del barroco, por sus grandes dimensiones y la hermosa cúpula octagonal. A lo largo de los siglos ha servido como dependencia militar; como la sede de la Lotería nacional; escuela de artes y oficios y colegio para señoritas. Su proyección es lúgubre pero fascinante.

Ahora toca el turno de mencionar al Convento Jesús María, mismo que puede encontrarse entre las calles de Jesús María y Corregidora.

Su construcción data de 1597, fecha en la que el Virrey Conde de Monterrey pusiera la primera piedra del edificio.

Finalmente, destaca el Convento de la Merced.

Sus orígenes se remontan al siglo XVI, y en su momento llegó a ser uno de los más relevantes de la Nueva España. Los frailes mercenarios, quienes llegaron a estas latitudes en 1593, fueron quienes edificaron este majestuoso convento.

En 1862, por las Leyes de Reforma, el convento y la iglesia fueron derrumbados en parte.

Hoy solo se conservan vestigios de lo que fuera alguna vez esta gran edificación religiosa. Rescatado por el INAh, pronto se volverá la sede del  Museo de Indumentaria Textil, Diseño y Moda.
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