La Catrina se ha ganado por derecho propio un lugar entre los iconos más populares de la cultura mexicana, pero su origen no es tan conocido. Esta representación de una figura femenina cadavérica tiene su origen en el magín del caricaturista e ilustrador José Guadalupe Posada, y su significado evolucionó hasta convertirse en una respuesta al descontento popular hacia las clases más pudientes que habían olvidado y menospreciaban los orígenes y las costumbres que, inevitablemente, conformaban tanto su identidad como la del pueblo.
Nace la “Calavera Garbancera”
En su versión original, Guadalupe Posada le dio el nombre de “Calavera Garbancera”. Por “garbanceras” se entendía a aquellas personas que hacían negocio con la garbanza y que, pese a tener un origen indígena, trataban de hacerse pasar por europeos, lo que se consideraba una traición a su propia raza y tradición cultural. Se popularizó su uso durante los gobiernos de Juárez, Lerdo de Tejada y Díaz entre publicaciones que hacían de la crítica social su contenido principal. Así, era habitual encontrar las versiones de Constantino Escalante, Manuel Manilla y Santiago Hernández entre sus páginas.
Desde México para el mundo
Un paso fundamental para su popularización internacional fue su representación en el mural “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central” de Diego Rivera. Allí aparece con uno de sus atuendos más característicos, traje ostentoso, estola y sombrero de plumas, junto con Frida Kahlo, su creador, José Guadalupe Posada, y un Rivera muy joven. Data de 1947, y sus dimensiones (4,7 x 15,6 metros) están justificadas por el espacio para el que fue concebido: el desaparecido Hotel del Prado, que no sobrevivió a los terremotos de 1985, fue el responsable del encargo. En la actualidad se conserva en el Museo Mural Diego Rivera y su presencia atrae a un gran número de visitantes tanto nacionales como internacionales.
También resultó clave para la popularización de La Catrina que se convirtiese en uno de los elementos más característicos del Día de Muertos, una de las fiestas con mayor proyección turística internacional, y que de ahí se extendiese como uno de los atuendos preferidos en todo el mundo para disfrazarse en Halloween.
Fuera de la producción cultural mexicana, podemos encontrar referencias a las catrinas en películas de animación como Coco, videojuegos como Guacamelee! y tragamonedas online como Calaca Party, una muestra más del poder que este símbolo encierra y de su vocación de significante universal. Su intención satírica inicial ha perdido peso frente a un uso más atávico y subconsciente, con una vinculación al inframundo y al triunfo de la vida sobre este que ha encontrado un notable encaje en la cultura europea y estadounidense.
Una presencia viva
En México, su presencia ha seguido evolucionando. Durante las celebraciones de 2010, coincidiendo con el 100 aniversario de su creación, se produjeron un sinfín de actos y creaciones, desde el humilde cortometraje sobre su siglo de existencia, que llevaba por título La Catrina en trajinera, en el que también se rendía homenaje a ilustres xochimilquenses como Juan Badiano, José Farías Galindo, Fernando Celada Miranda, Francisco Goitia y Quirino Mendoza, hasta el multitudinario Bicentenario de la Independencia de México, en el que su figura desfiló por Ciudad de México y se proyectó su icónica silueta sobre los muros de la Catedral Metropolitana.
En 2012, una de las ciudades con un mayor vínculo con La Catrina, Aguascalientes, celebró el Concurso Nacional de Fotografía "La Muerte", que giraba alrededor del factor evocador de La Catrina. Recordemos que el grabado original de Posada se encuentra precisamente allí, en el museo que lleva el nombre del caricaturista. En el concurso se presentaron casi 1.000 obras, de las que finalmente se premió al trabajo del Jetzabé Antonio Muzquiz Carreón. El premio fue entregado por la agencia colaboradora en la organización del certamen, Cuartoscuro, y Muzquiz recibió el galardón de las manos de Pedro Valtierra, fotógrafo y fundador de Cuartoscuro en la capital hidrocálida.
La animación mexicana también ha recibido interpretaciones de la figura de La Catrina, como la reciente La liga de los 5 (2020), donde se convierte a la huesuda figura en una superheroína cuyo poder se relaciona con su naturaleza: es capaz de manipular osamentas.