¿Qué va a querer, marchantita? Flores y amarres para los enamorados; carnitas y quesos para los tragones Esta vez no vamos a ir por el mandado de la semana, ni a sufrir porque el aguacate y el limón ya subieron.
Vamos a disfrutar de cuatro mercados insignia del DF, donde los colores explotan y los aromas impregnan las ropas. Flores y carnitas"Próxima estación, Jamaica".
Las puertas del vagón se abren y el aroma de los chiles secos y las flores nos indican que hemos llegado al primer mercado. La primera sección está destinada a las fonditas (en Guillermo Prieto y Congreso de la Unión), la segunda está ocupada por los puestos de frutas, verduras y chiles (sobre Congreso de la Unión) y la tercera es de las flores (sobre Morelos).Desayunamos en un puesto de carnitas estilo Michoacán.
Es uno de los tantos locales que se plantaron desde que se inauguró el mercado, en los 50. Nuestros tacos, con mucho cilantro y cebolla, los acompañamos con un vaso de tepache.Caminamos a la tercera sección, sólo falta que el suelo esté cubierto de tierra para sentirnos en un campo.
Son alrededor de 200 florerías, unas modernas y otras tendidas en pleno piso.
Se vale oler pero no tocar. Nos damos cuenta que en ese mundo de color no todo son rosas, girasoles, tulipanes y nube.Los locatarios saben asesorar a su clientela según lo que busque, de pasada aprendes sobre el significado de los colores en cada flor o cuál es la ideal para cada estado de ánimo.
Aquí también se pueden encontrar floreros y adornos para complementar los centros de mesa. Pociones milagrosasDe las flores cambiamos al esoterismo del Mercado de Sonora, el de las limpias, las veladoras preparadas, los huevos de gallina negra, los amuletos y los amarres.
A lo largo de un pasillo encontramos más de 100 locales dispuestos a realizar cualquier "trabajo".
Miramos y preguntamos por las limpias, según las yerbas y pociones que se utilicen es el precio.En ese mismo pasillo se puede ver la venta ilegal de animales exóticos.
"La Meche"Es uno de los mercados más grandes de América Latina y donde el grito de ¡ahí va el golpe! se escucha desde las cinco de la mañana.
Es el mercado de La Merced, construido bajo las órdenes de Porfirio Díaz.Aquí hay de todo, desde legumbres hasta lecturas de tarot por 50 pesos, puestos de dulces artesanales, de cestería y talabartería.
Y más allá, los utensilios de cocina: cazuelas, cacerolas, palas, cucharas y escurridores.No podemos saltarnos el pasillo de las piñatas, hay que tomarlo en cuenta para una fiesta infantil o las posadas, por 100 pesitos se pueden retacar de dulces y juguetes.
Con el olor a cebolla y ajo impregnados en nuestras ropas seguimos a nuestra última parada: el mercado de San Juan.
Tapas y vinoCon los pies punzando llegamos a un paraíso gourmet, donde es fácil encontrar ingredientes para preparar alimentos coreanos, chinos, hindúes y más.
Nosotros nos acomodamos en La Jersey, una salchichonería y cremería que además de vender sus productos por gramos, también ofrece tapas y baguettes con su respectivo vasito de vino.
Al final dejamos los pasillos de las carnes, con pollos colgando como marionetas y el aroma a pescado fresco.