La ciudad de Tlaxcala, a menudo pasada por alto como un simple rincón provinciano, encierra en sus calles empedradas y su arquitectura colonial uno de los mayores tesoros históricos de México.
Este enclave, voluntariamente aislado en parte debido a la autonomía histórica de sus habitantes, desciende de los tlaxcaltecas, una civilización que desempeñó un papel crucial durante la Conquista española al aliarse con los conquistadores para derrocar al poderoso imperio mexica, marcando así el principio del fin del mundo mesoamericano.
En el corazón de la llamada Ciudad Roja, nombrada por sus característicos tonos ocres y tejas pintorescas, se yergue un zócalo que sirve como epicentro de la vida social y cultural de Tlaxcala.
Este espacio abierto está adornado con numerosos árboles que ofrecen sombra en los días soleados, un templete donde se llevan a cabo eventos y festivales, y una majestuosa fuente obsequiada por el rey Felipe IV de España en 1646, que añade un toque de elegancia histórica al lugar.
Entre las joyas arquitectónicas que adornan el zócalo, destaca la Parroquia de San José, cuya fachada de ladrillo, estuco y azulejos cautiva la atención de quienes pasean por la plaza principal.
Al ingresar a este templo, dos imponentes pilas bautismales dan la bienvenida, simbolizando al dios de la guerra y la caza de los antiguos tlaxcaltecas, Camaxtli, y el escudo de armas de los españoles. Además, una pintura del siglo XVIII, de incalculable valor histórico y artístico, adorna el altar mayor, añadiendo una capa adicional de riqueza cultural al lugar.
Otro edificio de importancia monumental es el Palacio de Gobierno, una construcción del siglo XVI ubicada en el mismo zócalo. En su interior, los murales del renombrado artista Desiderio Hernández narran de manera vívida y emotiva los episodios más significativos de la historia de Tlaxcala, llevando a los visitantes a un viaje a través del tiempo mientras exploran sus intrincadas representaciones.
La majestuosa Catedral de Tlaxcala, con su techo de estilo mudéjar y su impresionante arquitectura, y el Museo Regional, que alberga una vasta colección de arte prehispánico y virreinal, son paradas obligadas para quienes deseen sumergirse aún más en la historia y la cultura de la región.
Además de estos puntos de interés, el Museo de Artes y Tradiciones Populares ofrece una visión fascinante de las técnicas artesanales locales, mientras que la Basílica de Ocotlán, con sus torres gemelas y su deslumbrante interior barroco, invita a los visitantes a maravillarse con su esplendor arquitectónico.
A las afueras de la ciudad, los pueblos de Santa Ana Chiautempan y Huamantla ofrecen una mirada más íntima a la vida y la cultura locales, con sus iglesias históricas y su arquitectura colonial bien conservada.
Asi entonces, la ciudad de Tlaxcala es mucho más que un simple rincón provinciano; es un tesoro histórico y cultural que merece ser explorado y apreciado en toda su grandeza. Con su rica historia, su impresionante arquitectura y su vibrante vida cultural, Tlaxcala cautiva los corazones y las mentes de todos aquellos que tienen el privilegio de visitarla.
Si bien algunos solo la consideran como un mero rincón provinciano, la ciudad de Tlaxcala es uno de los mayores tesoros coloniales de nuestra nación.
Su voluntario aislamiento se debe en parte a la autonomía histórica de sus habitantes, descendientes de los tlaxcaltecas, quienes durante la Conquista unieron sus fuerzas a los españoles para doblegar al imperio mexica y comenzar el final del mundo Mesoamericano.
En el corazón de la llamada Ciudad Roja, con sus tonos ocres y tejas pintorescas, aparece un admirable zócalo, con muchos árboles, un templete y una fuente obsequiada por Felipe IV en 1646.
Por otra parte, destaca también la Parroquia de San José, con su fachada de ladrillo, estuco y azulejos.
Es uno de los elementos que más atraen la atención de la plaza principal de la ciudad. En la entrada de este templo hay dos grandes pilas bautismales, las cuales representan al dios de la guerra y la caza de los antiguos tlaxcaltecos Camaxtli y al escudo de armas de los españoles. A un lado del altar existe una pintura del siglo XVIII, de gran valía.
Otro edificio importante de la ciudad de Tlaxcala, es el Palacio de Gobierno.
Es una construcción del siglo XVI el cual se localiza en este mismo zócalo. En su interior, varios murales de la autoría de Desiderio Hernández nos muestran pasajes significativos de la historia del estado.
De igual manera, es imprescindible visitar la Catedral de Tlaxcala, con su formidable techo estilo mudéjar y el Museo Regional, en donde se exhibe una vasta colección de piezas prehispánicas entre las cuales sobresale una gran estatua del dios Camaxtli. Además, tiene dos salas complementarias dedicadas al arte virreinal.
Un sitio igual de interesante en Tlaxcala es el Museo de Artes y Tradiciones Populares.
En este sitio expertos artesanos llevan a cabo demostraciones de las distintas técnicas que manejan. En los alrededores de la capital tlaxcalteca, recomendamos conocer la Basílica de Ocotlán, puesto que, con sus torres gemelas, es una de las iglesias churriguerescas más bellas de México.
El interior, por otro lado, es una explosión de detalles barrocos, manifiestos por ejemplo, en la cúpula, el retablo, el púlpito y el camarín.
Dos recomendaciones finales para visitar en Tlaxcala son el pueblo de Santa Ana Chiauhtempan, el cual tiene una capilla del siglo XVI y además, Huamantla, con su espléndido convento franciscano del siglo XVI y su retablo estilo churrigurresco de la Virgen de la Caridad.