Las personas de esta zona de zacatecas aprendieron a habitar entre tales vestigios históricos, tan próximos unos de otros y en ocasiones ocultos por densas nopaleras.
Donde quiera que se contemple, en Pinos se levantan viejas chimeneas, como buscando tiempos mejores, perdidos de manera definitiva.El entorno característico de Pinos, parece estar concebido para que los visitantes elijan una banca y tomar asiento para gozar de la tarde.
Otros puntos clave de este Pueblo Mágico son el Jardín de San Francisco o la Plaza de Armas, con sus atractivos portales. En el templo de la comunidad se venera a Jesús Nazareno. Los turistas también pueden conocer el Jardín de las Flores, espacio generoso en rosas y con un noble farol a manera de fuente; y el Jardín Juárez, con su calmo ambiente arbolado.A un costado de la noble Parroquia de San Matías, se levanta el Museo de Arte Sacro.
En este recinto se atesoran pinturas del siglo XVIII de la autoría de Miguel Cabrera, Francisco Martínez y Gabriel José de Ovalle. Una pieza del museo conmueve especialmente a los visitantes: el Cristo Flotante: realizado en madera con añadidos de huesos humanos y un orificio por donde se observa el corazón palpitante de este Cristo.Para un paseo de fin de semana en el Pueblo Mágico de Pinos, aconsejamos degustar el queso de tuna, una suerte de galleta que se prepara con tuna Cardona; también aconsejamos acudir a la Fiesta de los Faroles, el día 8 de diciembre.
A solo 21 kilómetros de Pinos se encuentra la Pendencia, hacienda del siglo XVII que resulta de gran interés histórico y cultural.Por lo demás si se viaja a esta comunidad zacatecana para gozar de un paseo de fin de semana único y encantador, aconsejamos visitar sus excelentes restaurantes, como por ejemplo El Naranjo, y sus espléndidos hoteles, entre los cuales destaca el Mesón del Conde, referencia gastronómica de la región.