{Los Pueblos Mágicos de Nuevo León se perfilan como destinos turísticos muy interesantes.
Tienen la virtud de ofrecernos, en un espacio geográfico no demasiado grande, lo mejor de la oferta turística regional. Villa de Santiago es uno de los Pueblos Mágicos que más sobresale en el panorama del turismo en Nuevo León. Se trata de una antigua comunidad que atesora muchas de las tradiciones y el folclor de Monterrey.}Así también, este Pueblo Magico es el umbral perfecto para iniciar una exploración ecoturística de la Sierra Madre Oriental.
Es conveniente comentar con mayor detalle acerca del turismo en Villa de Santiago, Nuevo Leon. De entre las actividades recreativas imprescindibles de realizar en Villa de Santiago destacan las siguientes: gozar de la navegación en kayak visitando la Presa de La Boca, tener aventuras abundantes y un contacto pleno con los espacios silvestres en lo profundo de la Sierra Madre Oriental y probar emocionantes saltos en bungee en el entorno de la cascada Cola de Caballo.Por lo demás, la Plaza Principal de Villa de Santiago se encuentra rodeada por admirables construcciones históricas.
Es en este espacio urbano que destaca la Parroquia de Santiago Apóstol, edificio sacro construido en 1745 con un par de formidables torres y un admirable estilo barroco.Como parte de este paseo por los rumbos de Villa de Santiago vale la pena conocer el Museo de Historia de Santiago, ubicado en el antiguo Palacio Municipal, el Mirador, desde donde se pueden obtener magníficas vistas de la Presa de la Boca y la Plaza Hidalgo, una de las más importantes de esta ciudad provincial.
Otra de las facetas más interesantes acerca de este Pueblo Mágico tiene que ver con sus alrededores silvestres.
Para los aficionados al cañonismo hay rutas imperdibles que garantizan a todos los visitantes las mejores vivencias ecoturísticas. Dos parajes silvestres de espectacular estampa son la Cueva de la Boca, ubicada al otro extremo de la presa, sitio que sirve de hábitat a innumerables murciélagos y la Cascada Cola de Caballo, uno de los parajes más emblemáticos del turismo en Santiago Nuevo Leon, con su caída de agua de veinticinco metros de altura.