El Programa de los 177 Pueblos Mágicos de Mexico, desarrollado por la Secretaría de Turismo en colaboración con diversas instancias gubernamentales y gobiernos estatales y municipales, contribuye a revalorar a un conjunto de poblaciones del país que siempre han estado en el imaginario colectivo de la nación en su conjunto y que representan alternativas frescas y diferentes para los visitantes nacionales y extranjeros. Más que un rescate, es un reconocimiento a quienes habitan esos hermosos lugares de la geografía mexicana y han sabido guardar para todos, la riqueza cultural e histórica que encierran.

Los flamencos rosados de Celestún, Yucatán

Nota sobre Los flamencos rosados de Celestún, Yucatán

El pequeño poblado de Celestún, comunidad de pescadores en el estado de Yucatán, está ubicado en una lengua de tierra, casi separada totalmente de la península.

Kilómetros de playas, rebosantes de palmeras, destacan en la costa al oeste de Celestún. Sin embargó, si bien este ambiente tropical, cautivaría a cualquier turista nacional o extranjero, no es lo que ha hecho famoso a Celestún en el medio turístico. Son los flamencos del estuario, quienes destacan en este notable lugar del sur de México.

Es posible rentar embarcaciones para acercarse a las numerosas aves, entre las cuales, además de flamencos, también abundan los pelícanos y muchas especies de zancudas.

     

La Reserva Marina de la Biósfera de Ría Celestún, fue declarada zona protegida a partir del año 2000, con el objetivo de ofrecer un respiro al agobiado ecosistema de la región.

Este último se caracteriza por contar con lagunas poco profundas, esteros hipersalinos y otros cuerpos de agua de alta concentración en sales, que son el hábitat de una colonia de flamenco rosado, única en su tipo, en toda América del Norte. Es asimismo, un santuario de reposo y alimentación para varias especies de aves migratorias.

Celestún es uno de aquellos sitios en donde el fomento del turismo ecológico puede ayudar en mucho para la preservación de su medio ambiente.

La clave está en mantener la restricción de un cierto número de visitantes al año y además, en respetar una distancia prudente en la contemplación de los flamencos y la demás aves de Celestún. Contemplar las bandadas de flamencos, en estas tierras mexicanas, es una experiencia verdaderamente única.

Además, dependiendo de las condiciones climatológicas, en Celestún se ofrecen travesías en lancha por los fascinantes parajes de la zona.

Por ejemplo, para quien se aventura en una de estas excursiones, siempre resulta una sorpresa internarse en uno de los ambientes más extraños del continente: el bosque petrificado de la isla de los Pájaros.

En un ámbito que evoca algunas de las novelas alucinantes de James Ballard o algunas de las pinturas de Max Ernst, el bosque petrificado asombra al turista por su gran desolación, la cual se deriva directamente de la prolongada salinización de esta zona.

Finalmente, algunos ríos y lagunas que vale la pena visitar en el marco de un viaje a Celestún y sus rosados flamencos, son el río Santa Juana, Moa, y La Ensenada; además de las lagunas Ik, Jamolun y San Felipe Oriente.