Equinoccio de Primavera en Xochicalco, Morelos
Xochicalco es un sitio repleto de hechizo y puesto que se trata de uno de los sitios arqueológicos más célebres del estado de Morelos, vale la pena conocer datos interesantes acerca de este importante asentamiento precolombino y especialmente cómo se presenta allí el fenómeno del equinoccio.
Vale la pena anticipar que se trata de un evento de enorme interés turístico que no se pueden perder.Localizado en el municipio morelense de Miacatlán, Xochicalco es un yacimiento prehispánico de gran valía histórica, arqueológica y antropológica en la geografía nacional.
De hecho, considerando su relevancia, la UNESCO declaro a Xochicalco como Patrimonio de la Humanidad en 1999. El nombre del lugar procede del idioma náhuatl y significa “casa de las flores”.Es un yacimiento precolombino que incluye tres campos de juego de pelota.
En su ámbito destaca el complejo denominado de La Malinche, puesto que se conserva perfectamente más allá del paso de los siglos. Por otro lado, hay una estela con dos glifos en el centro de su plaza central, la cual era usada como una especie de adoratorio. En la actualidad solamente aparece uno de los glifos en la ubicación original del adoratorio.En Xochicalco hay una Acrópolis en la zona más elevada del yacimiento, justo frente a la plaza principal (sitio donde se ubica el templo-pirámide de la serpiente emplumada).
Precisamente en ese sitio habitaban los sacerdotes y dirigentes de la urbe. Un detalle interesante acerca de Xochicalco es que tiene el primer recinto museístico de corte ecológico en el mundo, el cual abrió sus puertas en 1996. Lo que distingue al museo es que se trata de un recinto cien por ciento autosuficiente con respecto a los recursos que precisa para su operación.Otro aspecto a destacar de Xochicalco es que tiene distintas cuevas que fueron creadas por los habitantes del sitio para fines específicos.
Por ejemplo, una de las cavernas fue elaborada y usada como cisterna para conseguir agua, para almacenarla y que fuera accesible en los meses en que hubiera escasez del vital líquido. Lo anterior se consiguió en Xochicalco gracias a tubos preconstruidos de acuerdo a soluciones parecidas a las que se aprovechan en los drenajes del mundo moderno.Pero sin duda alguna que la cueva más interesante de Xochicalco es el llamado observatorio, mismo que, por su particular ubicación geográfica, le daba la oportunidad a los astrónomos prehispánicos de estudiar los movimientos del sol y demás cuerpos celestes en sus evoluciones en el firmamento.
Especialmente durante el equinoccio de primavera, el observatorio era de gran valía, puesto que, como sucede hasta la fecha, el interior de la cueva recibe un rayo de luz único, mismo que llena de luminosidad el entorno, dándole forma a sorprendentes efectos de luz.Gracias a los trabajos de restauración de los arqueólogos contemporáneos, la cueva observatorio puede ser visitada por cualquier interesado, ya sea procedente del territorio mexicano o de una nación extranjera.
Sin duda alguna que la estructura más representativa de este sitio arqueológico es la pirámide de Quetzalcóatl, el templo dedicado a la serpiente emplumada, en la cual, durante el equinoccio de primavera nos muestra- gracias a la alineación del sol- la silueta de una serpiente descendiendo por los escalones de la gran pirámide.El equinoccio en Xochicalco estaba definido por la observación que hacían los sacerdotes del lugar del rayo de luz solar que atravesaba un breve orificio revestido de estuco.
Era el rayo cenital del equinoccio de primavera, referencia vital para asumir un eficiente control del ciclo agrícola. De acuerdo a la cosmovisión de los xochicalcas el fenómeno del rayo de luz en el templo, en el marco del equinoccio primaveral, era cuando el dios Huitzilopochtli o Totatzin Tonatiuh, tras haber nacido, pasaba por vez primera en su vuelo cósmico frente al Ecuador del Cielo. El dios colibrí, numen de la guerra de los mexicas, realizaba su vuelo de sur a norte.Pero además, gracias al rayo de sol en el interior de la cueva durante el equinoccio de primavera, servía para que el sacerdote observara los posibles vínculos entre el inframundo, el ámbito de los vivos y la eterna danza de las estrellas en lo alto del firmamento.