Qué ver en Atlixco, pueblo mágico de Puebla
Para mucha gente se trata del clima más grato de mundo.
En última instancia, el clima particular de Atlixco es sumamente propicio para la agricultura. Además, por su vasto patrimonio arquitectónico, Atlixco posee la denominación de Zona Típica Monumental desde 1989.Al tratarse de una zona especialmente aprovechable para fines de floricultura, en Atlixco, los visitantes podrán adquirir una gran diversidad de flores, plantas y árboles tipo bonsái, en los viveros localizados en la Colonia Cabrera.
También se pueden comprar maravillosas flores y plantas en la carretera federal Puebla-Atlixco y en el área de libramiento hacia Izúcar de Matamoros. En los meses de verano y otoño se organizan e Atlixco importantes eventos de exhibición y venta de flores y plantas en el recinto ferial de la comunidad que les comentamos.Otro de los aspectos destacados de esta ciudad poblana es su fiesta Huey Atlixcáyotl, una celebración de corte indígena por motivo de la cual acuden miembros de distintas etnias del estado, para presentar sus danzas en una verbena colorida y jubilosa.
Para llegar a Atlixco se toma la autopista a Puebla y antes de ingresar a la Angelópolis, se dobla a la izquierda en el Periférico Ecológico.
Unos 15 kilómetros después, se dobla de nuevo a la derecha sobre la misma autopista a Atlixco. Desde la Ciudad de México hasta Atlixco, se recorren en total unos 150 kilómetros.Vale la pena visitar Atlixco en el marco de un paseo de fin de semana, por tratarse de una ciudad que si bien es pequeña es muy agradable porque ciertamente su clima es de los mejores del continente, asimismo por contar con alrededores colmados de viveros, de manera que siempre se la observa rebosante de flores.
Y lo mejor de Atlixco es sus tesoros arquitectónicos virreinales, con edificios de estilo barroco y media docena de hermosos templos.Recomendamos dar paseos por el centro de Atlixco, recorriendo el zócalo y contemplando sus edificios históricos.
También sugerimos disfrutar de la Parroquia de la natividad y la Capilla de la Tercera Orden, con sus magníficos decorados de argamasa.