Turismo arqueológico en Ixtapan de la Sal
Pero la natación, el descanso y el ecoturismo no son los únicos aspectos positivos de Ixtapan de la Sal.
Otra faceta por la que puede explorarse este destino es el turismo arqueológico, conociendo el pasado prehispánico y los yacimientos arqueológicos que existen en el municipio.En tiempos prehispánicos, la región donde hoy se levanta Ixtapan de la Sal era conocida como Matalzinco.
Los orígenes de los asentamientos indígenas de esta parte del país yacen en la niebla de la antigüedad y del mito. Sin embargo, se sabe que en 1394 un grupo de indígenas llegados de las costas del Pacífico y conducidos casi seguramente por el caudillo Tlamanenque, en su camino para llegar a Tenochtitlan, se fueron estableciendo en el camino, fundando comunidades como Taxco, Atoyac, Malinalco, Malinaltenango Zumpahuacan, Tenantitlan e Iztapan.Esta última, por lo consiguiente, puede ser considerada como la semilla del Ixtapan de la Sal de nuestros días.
Por lo que se refiere a los sitios arqueológicos que existen en el municipio, sobresalen Ahuacatitlán, Ixtapan de la Sal y Malinaltenango. Cada uno de ellos ofrece valiosa información acerca del pasado prehispánico de esta parte del Estado de México.En Ahuacatitlán, sitio cuyo nombre quiere decir Entre los aguacates los turistas encontrarán varios montículos rodeando un patio.
También se observan restos de cerámica parecidos a los de Xochicalco. En lo que se refiere al yacimiento arqueológico de Ixtapan de la Sal, también nos presenta cerámica superficial y varios montículos.Por otra parte, en este último yacimiento también fueron hallados, procedentes de fechas muy anteriores, fósiles de animales pleistocénicos.
Un yacimiento también valioso en términos arqueológicos, históricos y turísticos, en Malinaltenango. El nombre del sitio significa en lengua indígena Muralla torcida y cuenta con diversas esculturas que aparecen en forma aislada.Otro atractivo de similar valía y proyección, es la Parroquia del Señor del Perdón, construido en 1531y que se perfila como uno de los primeros edificios católicos construidos en la Nueva España.