Visita la tumba de José Alfredo Jiménez
Dolores Hidalgo es conocida por ser la cuna de la independencia y podría ser considerada también la cuna de la música popular mexicana, ya que en este pequeño pueblo guanajuatense, nació José Alfredo Jiménez, considerado el máximo compositor de la música ranchera.
A pesar de que José Alfredo migró a la ciudad de México desde los ocho años, su vínculo con Dolores Hidalgo fue indisoluble, a tal grado que, en vida, manifestó repetidas ocasiones su deseo de ser enterrado en el panteón municipal de este pueblito, junto a su madre, Carmen Sandoval.
La tumba de José Alfredo destaca por su belleza, representada con un inmenso sarape multicolor que se desliza como serpiente hacia un sombrero charro gigante, donde se lee una de las frases más populares de la música ranchera, La vida no vale nada, palabras que dan inicio a la melodía Camino de Guanajuato, canción que se ha elevado a la categoría de himno regional.
Precisamente la canción Camino de Guanajuato, expresa en su estrofa final: Camino de Santa Rosa, la sierra de Guanajuato, Ahí nomás tras lomita, se ve Dolores Hidalgo, Aquí me quedo paisano, este es mi pueblo adorado.
Y efectivamente, José Alfredo, después de una vida épica, repleta de tragedias y alegres borracheras que lo llevaron a fallecer de cirrosis en 1973, a sus 47 años, descansará por siempre en la tierra que lo vio nacer.
Hoy la tumba de José Alfredo es un punto internacional de encuentro para los amantes de la música ranchera, en especial el 23 de noviembre, fecha de su fallecimiento, cuando decenas de mariachis, músicos independientes y curiosos, se desbordan en el panteón de Dolores para homenajear al compositor que le dio identidad a los mexicanos.
En cualquier parte del mundo, cuando se canta El Rey, Deja que salga la luna, Te solté la rienda, Si nos dejan, entre muchísimas composiciones más, recordamos el legado del gran cantautor guanajuatense y enaltecemos el orgullo de haber nacido en México.