El Programa de los 177 Pueblos Mágicos de Mexico, desarrollado por la Secretaría de Turismo en colaboración con diversas instancias gubernamentales y gobiernos estatales y municipales, contribuye a revalorar a un conjunto de poblaciones del país que siempre han estado en el imaginario colectivo de la nación en su conjunto y que representan alternativas frescas y diferentes para los visitantes nacionales y extranjeros. Más que un rescate, es un reconocimiento a quienes habitan esos hermosos lugares de la geografía mexicana y han sabido guardar para todos, la riqueza cultural e histórica que encierran.

Hecelchakán

Imagen de Hecelchakán

Hecelchakán

Su nombre proviene de Helel que significa Descanso y Chakán que se traduce como Sabana o Lugar, es decir, “Sabana del Descanso”. Sobre su nombre, se dice que en tiempos muy antiguos en este lugar se detenían los viajeros para descansar de su largo recorrido; el sitio era ideal porque contaba con un cenote para abastecerse de agua y árboles frondosos que les proporcionaban sombra y frutos. Entre las principales poblaciones del municipio se encuentran: Pomuch, Pocboc, Dzitnup, Cumpich y Dzotzil.

El clima predominante es el cálido subhùmedo. Está dividida en cuatro barrios, cuyos nombres son: San Francisco, San Antonio, San Juan y la Conquista.

Fiestas

La principal fiesta religiosa inicia un jueves por la mañana del mes de abril con la bajada del Santo Cristo de la Salud, el cual es colocado frente al retablo del altar mayor, para ser venerado durante las misas celebradas en su honor.

Es común que todos los días se organicen corridas de toros en el coso taurino, el cual es construido días antes; para esto, se utiliza una técnica de edificación, la cual consiste en una empalizada de uno o dos pisos en cuyo centro se encuentra el ruedo.

El Carnaval, una de las festividades más antiguas de Campeche, tiene una característica muy particular en Hecelchakán.

Centros turísticos

Como atractivo natural existen las grutas de Xculhoc, las cuales no han sido exploradas debido a su difícil acceso, pues sólo los lugareños penetran; sin embargo, es posible observar, inicialmente, una cámara de 10 metros de diámetro por 23 metros de profundidad.

Monumentos históricos

Iglesia y convento de San Francisco de Asís. Localizada en el municipio de Hecelchakán, fue edificada con piedra de cantera y sahcab en el siglo XVI, por los frailes franciscanos.

La fachada está compuesta por una entrada principal de arco de medio punto, con portón ferrado y ventana coral; además 2 torres de 3 cuerpos con campanarios, coronadas con pequeñas cúpulas con cruz latina, y la planta en forma de “L”. Su interior muestra un retablo de madera en estilo neoclásico.

Iglesia de La Purísima Concepción. Iglesia de los Santos Reyes, localizada en Poc-Boc.

Ex hacienda de Dzotzil, es una muestra histórica de las edificaciones realizadas en la época colonial.

Museos

Museo Arqueológico del Camino Real de estilo colonial,es una casona antigua de mampostería que consta de cinco salas donde se exhiben figurillas mayas rescatadas de la Isla de Jaina.

En las tres primeras salas, se resguardan vasijas, platos, ollas, figuras de barro, collares; tumbas, fotografías y mapas, en tanto que en la sala 4, se hace lo propio con figurillas técnicas de pastillaje de Jaina, de un penacho de la misma procedencia y de figurillas zoomorfas.

Artesanía

La producción artesanal se realiza en pequeños talleres familiares, en la que destaca la elaboración de vestidos regionales, huipiles, hamacas y huaraches de piel.

Gastronomía

En este municipio se elabora el famoso pan de pomuch de aspecto esponjoso y sabor dulce, el cual, se dice, es el mejor de la región. También se elaboran platillos como la chochinita en pibil, frijol con puerco, puchero, tamales torteados y colados, papatzul, pipían, relleno negro y sanchac.

Existe una gran variedad de dulces como el de ciricote, nance, ciruela, papaya, tamarindo, calabaza, yuca, camote, macal, cocoyol y manjar blanco.

En cuanto a bebidas se refiere, son famosos el pozol, atoles, arroz con leche, horchata de arroz con coco, guanábana con leche y aguas con distintas frutas como la cebada.

Las raíces prehispánicas de los tamales han sido perfectamente documentadas por los historiadores más significativos del siglo XVI, como es el caso de Bernardino de Sahagún. Se sabe, por ejemplo, que muchas de las variedades de tamales que se preparaban estaban relacionadas con ritos funerarios.

Los tamales preservan un sitio privilegiado en el panorama gastronómico mexicano y por ello se presentan en distintas presentaciones y estilos. Una de las maneras en las que se clasifican los tamales, es por la clase de hoja en la que se les envuelve, en este caso, los que llevan hoja de plátano, son preparados en las áreas tropicales y costeras, mientras que, los tamales con hoja de maíz (en náhuatl, totomochtli) , se hallan generalizados en todo el territorio nacional.

Los tamales que se elaboran en el estado de Campeche, son una delicia al paladar, puesto que incluyen una salsa preparada con axiote y guajillo, además de un relleno de pasas, alcaparras, aceitunas, almendras y chiledulce, toda esta mezcla perfectamente picada.

Campeche es una tierra de mares, ríos, lagos y leyendas, cuyas riquezas se basaron en el aprovechamiento del henequén, las maderas preciosas y el chicle.  Muchos fuertes y murallas exhiben huellas de los continuos ataques piratas que sufrió Campeche a lo largo de los siglos, en acoso de sus tesoros. 

Hoy en día, Campeche es un próspero estado mexicano, que ofrece a quienes lo visitan, una gastronomía deliciosa, notables sitios arqueológicos, maravillosas obras de artesanía, hermosas playas llenas de sol y vastas selvas para el disfrute ecoturístico.

Campeche es un caudal inagotable de maravillas turísticas, que nadie se debe perder. Pocos destinos mexicanos combinan, de tan grata manera, atractivos ecoturísticos y arqueológicos, entre muchas otras facetas viajeras.

Como muestra, vasta comentar acerca de dos lugares fascinantes en Campeche, en donde la naturaleza más pura y la riqueza cultural de civilizaciones ancestrales, se entreveran para ofrecer a los visitantes una vivencia totalmente única. Se trata de la Reserva de la Biósfera los Petenes y la isla de Jaina.

Vamos a recomendarles el carnaval de mayor antigüedad en el territorio mexicano: el Carnaval de Campeche. Inicia con un paseo fúnebre y el entierro del mal humor. Este último está representado por un muñeco de trapo con ropaje de pirata, mismo que es paseado por las principales calles de la ciudad y el malecón de Campeche. Luego es colocado en un ataúd y quemado.

Es el momento en el que la fiesta llega, y así, inicia el desfile de carros alegóricos ornamentados de flores de papel, los bailes populares, el festival de las flores, y otras verbenas, las cuales duran todo el día y buena parte de la noche. Son infaltables bailes como el del Sombrero y La Guaranducha.

También es parte del carnaval, el “lunes de mojadera” cuando los niños campechanos se arrojan globos llenos de agua y el “martes de pintadera” cuando los lugareños se congregan y se pintan de colores entre sí.

Otros elementos infaltables del Carnaval de Campeche son el “baile de la cabeza de cochino” y la quema de Juan Carnaval, con lo cual concluye la fiesta.