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3 murales espectaculares de la Ciudad de México

Si de murales se trata, la Ciudad de México se pinta sola… Descubre tres obras espectaculares realizadas por dos reconocidos artistas de la plástica mexicana.

¡Te sorprenderán! Fue tras la Revolución que surgió el Muralismo con una sola premisa: acercar el arte a la gente. Desde su nacimiento, este movimiento artístico buscó retratar la realidad del mexicano, particularmente las luchas sociales a favor de las causas de las clases obrera y campesina. Así, el Muralismo se constituyó como uno de los fenómenos más importantes de la plástica mexicana contemporánea. Entre los muralistas mexicanos más reconicidos están José Clemente Orozco, Juan O ‘Gorman, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros ; de estos dos últimos seleccionamos tres obras espectaculares, ubicadas en la Ciudad de México, que a continuación te presentamos:

1.

El Cárcamo, en el Bosque de Chapultepec En la segunda sección del Bosque de Chapultepec de la Ciudad de México, se encuentra este bello recinto que guarda entre sus paredes una magna obra realizada por el célebre pintor Diego Rivera. El edificio que alberga este mural llamado El Cárcamo, fue diseñado por el arquitecto Ricardo Rivas y destinado originalmente a recibir las aguas del Río Lerma que en aquellos años, inicios de los cincuenta, llegaban hasta la segunda sección de Chapultepec. Fue el arquitecto Rivas quien le pidió a Diego Rivera que realizara tanto el Tláloc que podemos apreciar en la entrada, como el mural que además, hoy es considerado único en el mundo.

Los murales en México fueron realizados con la técnica del fresco, que consiste en aplicar pigmentos de origen mineral resistentes a la cal y empapados de agua, sobre un muro con revoque de cal, todavía húmedo.

Diego Rivera era un ferviente aplicador de esta técnica; sin embargo, fue él mismo quien se aventuró a cambiarla por el uso del poliestireno, debido a que el mural sería realizado justo en la cisterna donde se depositaría el agua hasta una altura de dos metros.

Simbología del mural El mural de Diego Rivera gira en torno al tema “Agua, origen de la vida”, que pictóricamente comienza en el centro del piso del Cárcamo con una célula primigenia que se desarrolla en colonias complejas, mismas que se transforman en bacterias y especies más evolucionadas como peces y moluscos, hasta culminar en la evolución del ser humano.

Al mismo tiempo, sobre la boca del túnel por donde llegaba el agua, Diego Rivera plasmó dos gigantescas manos que parecen entregar el preciado líquido a la ciudad, siendo el punto de enlace simbólico de la esculto-pintura del Dios Tláloc que se encuentra en la entrada del recinto, logrando así una acabada integración plástica.

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