Igual de asombroso resulta la coincidencia entre las civilizaciones teotihuacana y la egipcia, tan separadas en términos geográficos y temporales.
Más allá de lo anterior, construyeron algo tan parecido y con una alineación tan precisa que aún hoy en día despierta una gran sorpresa: las pirámides de Teotihuacán en México y de Giza en Egipto. En ambas ciudades antiguas se evidencia un patrón similar en la posición de las pirámides, dos alineadas perfectamente una al lado de la otra y otra ubicada a 45 grados con respecto a las demás. Aunado a lo anterior, las pirámides de Keops y del Sol exhiben en sus bases prácticamente el mismo perímetro y la primera sólo es 1.03 por ciento más alta que la segunda. Mención aparte amerita el gran desarrollo que alcanzó Teotihuacán en su periodo de esplendor. Fue entonces que la ciudad abarcó aproximadamente 22.5 kilómetros cuadrados y un número de habitantes cercano a los 45 mil. Llegó a ser de mayor tamaño que la Roma Imperial. Por lo demás, Teotihuacán fue una urbe multiétnica, puesto que se han hallado entre sus estructuras pruebas de la presencia de mayas, mixtecos y zapotecas, entre otras culturas. Por motivos aún desconocidos, los moradores de Teotihuacán abandonaron la vasta urbe en el año 700 DC. Los expertos consideran que la decadencia de la ciudad se debió a la sobreexplotación de los recursos naturales y la sobrepoblación. El fin de Teotihuacán sigue siendo uno de los más fascinantes misterios de la arqueología mesoamericana.