Cuando se piensa en el estado de Puebla muchas personas lo relacionan de inmediato con una deliciosa gastronomía, artesanías de admirable manufactura y notables templos e iglesias.
No obstante, existe una faceta de Puebla capaz de fascinar a buena parte de los turistas que desean conocer a fondo esta entidad federativa. Se refiere a sus posibilidades para el ecoturismo. El estado de Puebla cuenta con áreas silvestres vastas y hermosas, santuarios de naturaleza y vida variada. Lugares como el Parque Nacional Izta-Popo, El Parque Nacional La Malinche y la Reserva de la Biósfera Tehuacan-Cuicatlan, son espléndidas opciones para ponerse en contacto con la naturaleza en viajes de fin de semana inolvidables.En el caso del Parque Nacional Izta-Popo, este se localiza a 55 kilómetros de la capital del estado y abarca una extensión de 25,600 hectáreas, entre laderas y los majestuosos volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl.
Son cumbres que asombran a los viajeros por su impresionante estampa y altura: el primero tiene 5,452 metros y el segundo 5,220 metros. Son dos de las tres elevaciones más grandes de México. En las inmediaciones del Parque Nacional Izta-Popo se hallarán bosques de encino y pino, en donde desarrollar el senderismo y el camping, por supuesto, con el apoyo de un guía experto.Por lo que se refiere al Parque Nacional La Malinche, este se encuentra a 35 kilómetros de la capital poblana, en las fronteras con el estado de Tlaxcala.
En él se ubica el volcán La Malinche, del cual recibe el parque su nombre. La altura de esta elevación llega a 4,461 metros. El ambiente es sumamente frío en la cumbre y mucho más templado en las boscosas laderas de oyameles, pinos y encinos. Las actividades turísticas más aconsejables en el Parque Nacional La Malinche, son la observación de las especies de la zona y la fotografía de paisajes montañosos.Nuestra última sugerencia para gozar de un fin de semana ecoturístico, en los parajes silvestres de Puebla, es la Reserva de la Biósfera Tehuacan-Cuicatlan.
Se encuentra a 108 kilómetros de la capital del estado. Para comprender su importancia, cabe mencionar que se trata de la biósfera más grande del mundo y una de las zonas silvestres más ricas del país. Casi un 10 por ciento de sus especies animales fueron introducidas desde otras regiones de México o de otros continentes. Es un sitio perfecto para la observación científica de la flora y de la fauna.