El Chihuahua-Pacífico, mejor conocido como El Chepe, es el único tren de pasajeros en México y una de las formas más espectaculares de explorar la belleza natural y cultural del norte del país. Con más de 50 años de servicio, El Chepe ha sido una pieza fundamental en la conexión entre los estados de Chihuahua y Sinaloa, ofreciendo a los pasajeros una experiencia única y enriquecedora que combina impresionantes paisajes, historia, cultura y la oportunidad de convivir con la ancestral cultura rarámuri. Este artículo te llevará a un recorrido a través de los encantos y maravillas que es posible disfrutar en este icónico tren.
Viajar en El Chepe es mucho más que un simple trayecto en tren; es una experiencia inmersiva que permite conocer de cerca la diversidad cultural y natural de México. Desde los vastos paisajes de la Sierra Tarahumara y las profundidades de las Barrancas del Cobre, hasta las ricas tradiciones de las comunidades rarámuri y menonitas, cada parada en la ruta del Chihuahua-Pacífico es una oportunidad para descubrir algo nuevo y sorprendente. Sin duda, El Chepe ofrece un viaje inolvidable que conecta a sus pasajeros con la historia, la cultura y la majestuosidad del norte de México.
El Chepe recorre una distancia de 652 kilómetros desde la ciudad de Chihuahua hasta Los Mochis, en el estado de Sinaloa. Este trayecto, que se realiza dos veces al día durante todo el año, es una de las rutas ferroviarias más escénicas del mundo, atravesando la majestuosa Sierra Tarahumara y deteniéndose en las principales atracciones turísticas de las Barrancas del Cobre. A bordo de este tren, los pasajeros tienen la oportunidad de ser testigos de paisajes imponentes, cañones colosales y una naturaleza virgen que parece haberse detenido en el tiempo.
El viaje en El Chepe comienza temprano por la mañana en la ciudad de Chihuahua, la capital del estado, un punto de partida cargado de historia y cultura. Desde aquí, el tren parte hacia una de sus primeras paradas importantes: Cuauhtémoc, hogar de la comunidad menonita más grande del mundo. Esta comunidad, que se estableció en la región hace más de un siglo, ha mantenido sus tradiciones y forma de vida, lo que convierte a Cuauhtémoc en un lugar fascinante para aprender sobre su cultura, su gastronomía y su famosa producción de quesos.
El siguiente destino del recorrido es Creel, un Pueblo Mágico enclavado en la Sierra Tarahumara. Este pintoresco pueblo es la puerta de entrada a la impresionante región de las Barrancas del Cobre, una vasta red de cañones cuatro veces más grandes que el Gran Cañón en los Estados Unidos. Creel es un lugar donde la cultura rarámuri se encuentra entrelazada con la vida cotidiana. Los rarámuris, también conocidos como tarahumaras, son una de las culturas indígenas más antiguas y mejor conservadas de México. Su profundo conocimiento de la sierra, su resistencia física y sus costumbres ancestrales hacen de ellos una comunidad fascinante para conocer.
Una de las paradas más esperadas de la ruta es Divisadero, un mirador natural que ofrece una de las vistas más espectaculares de las Barrancas del Cobre. En este lugar, los pasajeros pueden bajarse del tren y asomarse al inmenso abismo que forman las barrancas, un espectáculo visual que quita el aliento. Además de la belleza escénica, Divisadero es también un punto de encuentro con las comunidades rarámuri locales, quienes ofrecen artesanías tradicionales y comida regional, como el suculento asado y las tortillas de maíz hechas a mano.
Continuando el recorrido, el tren llega a la estación Bauichivo/Cerocahui, desde donde los pasajeros pueden visitar el Cañón Urique, el más grande y profundo de la ruta. Este cañón, con su impresionante geografía, es un paraíso para los amantes de la naturaleza y la aventura. A poca distancia se encuentra el pequeño pueblo de Cerocahui, famoso por su misión jesuita construida en el siglo XVII. Esta misión, rodeada de valles y montañas, es un lugar sereno que invita a la contemplación y al descubrimiento de la rica historia religiosa y cultural de la región.
El Chepe continúa su viaje hacia el estado de Sinaloa, pero antes realiza su última parada en Chihuahua, en la estación de Témoris. Este lugar es ideal para disfrutar de las impresionantes cascadas y los profundos barrancos que caracterizan la región. Témoris es conocido también por su impresionante infraestructura ferroviaria, con túneles y puentes que cruzan sobre abismos y ofrecen vistas espectaculares.
El tren finalmente cruza al estado de Sinaloa, donde la primera parada es en El Fuerte, un encantador Pueblo Mágico con un rico pasado colonial. Fundado en 1564, El Fuerte fue un punto estratégico para los conquistadores españoles y más tarde se convirtió en un importante centro comercial. Hoy en día, sus calles empedradas y edificios coloniales bien conservados transportan a los visitantes a otra época. Además, el río que cruza el pueblo ofrece la oportunidad de realizar paseos en lancha y actividades al aire libre.
El recorrido en El Chepe termina en la ciudad de Los Mochis, un vibrante centro urbano cercano al Mar de Cortés. Los Mochis es conocido por su gastronomía, especialmente por sus deliciosos mariscos frescos, que son el broche de oro perfecto para un viaje lleno de aventuras y descubrimientos.
A lo largo del viaje, los pasajeros de El Chepe disfrutan de un servicio excepcional que combina comodidad y estilo. El tren cuenta con asientos amplios y cómodos, áreas comunes para relajarse y disfrutar de las vistas, así como un comedor que ofrece tanto comida rápida como servicio de restaurante completo. El menú incluye platillos regionales que reflejan la riqueza culinaria del norte de México. Además, El Chepe está equipado con aire acondicionado, calefacción y baños ecológicos, lo que garantiza una experiencia placentera durante todo el recorrido.