El turismo religioso es otra vía para explorar las muchas riquezas culturales del territorio nacional.
Plateros, comunidad cercana a la capital del Estado, es un santuario de enorme relevancia para las tradiciones católicas en la región. Está considerada como el tercer santuario religioso más importante de México, sólo por detrás de la Basílica de Guadalupe en la CDMX y de San Juan de los Lagos en el Estado de Jalisco. Por lo demás, el llamado Santuario del “Niño Azul” es visitado día con día por cientos de personas llegadas de distintas regiones del país, especialmente de entidades del centro y el norte de México e incluso del suroeste del territorio estadounidense. La iglesia del Santuario del Santo Niño de Atocha luce una bella arquitectura barroca, con su puerta labrada en rosada cantera, tradicional en la región por la cercanía que tiene Plateros con las minas de este vistoso material.Los visitantes al adentrarse en el templo quedan maravillados por los altos muros del patio y las salas anexas abundantes en exvotos.
Se trata de breves agradecimientos por milagros recibidos, historias breves que transmiten el fervor y cariño del pueblo. Por otra parte se exponen ante los visitantes objetos variados como juguetes, fotografías, ropa, cartas, y muchos otros más, todos ellos ofrendas al milagroso {Niño de Plateros} . Y aunque la actividad prioritaria de los habitantes de Plateros era hasta hace unos años la agricultura (así como también la ganadería y la minería), en la actualidad el turismo religioso ha ocupado la primera posición en importancia en el entorno financiero local. De hecho se ha calculado que en la actualidad un noventa por ciento de la población están involucrados de modo directo o indirecto con el comercio religioso.Los indígenas huicholes, esa etnia famosa por su gran misticismo y el consumo que hacen del peyote para fines rituales, bajan desde la sierra para vender sus artesanías, muchas de ellas coloridas y creadas con pequeñas chaquiras y exponente de su profunda cosmovisión, colmando de interés a los aficionados al turismo antropológico.
En los alrededores del templo se observan varios locales comerciales, algunos de ellos de tipo familiar donde se ponen a la venta objetos religiosos y réplicas de la estatua de medio metro del Santo Niño de Plateros. Es imperdible en cada ocasión que se tenga de visitar el Estado de Zacatecas, acudir al pueblo de Plateros y conocer el Santuario del Santo Niño de Atocha, no solamente por la gran relevancia que tiene como lugar religioso, sino además por las anécdotas históricas que tiene, su singular arquitectura y las obras de arte que engalanan la proyección de este edificio sacro.