Los moldes para fabricar campanas se realizan con lodo y la fundición se lleva a cabo combinando estaño y bronce.
Los decorados, grecas e inscripciones trabajan en bajorrelieve, en un primer momento en madera y luego, en cerámica. También se elaboran en Tlahuelompa representaciones religiosas de bulto e instrumentos musicales de viento, como trombones y trompetas. Por lo que se refiere a la tradición artesanal de la obsidiana en Hidalgo, esta se cultiva principalmente al norte del municipio de Epazoyucan, en una de las cumbres más altas del territorio hidalguense: el Cerro de las Navajas. Esta elevación es llamada de tal manera por sus ricas vetas de obsidiana, que puede ser roja, jade, verde y por supuesto negra. Desde tiempos prehispánicos los habitantes del lugar han aprovechado este material para elaborar numerosos objetos, y actualmente es la población de Nopalillo, el centro de las creaciones artesanales de obsidiana en toda la región. Quienes visiten Hidalgo los fines de semana, y recorran los rumbos de Nopalillo, podrán comprar réplicas de flechas y lanzas indígenas, así como también, esculturas, esferas y muchas otras creaciones decorativas de obsidiana. Los lugareños ponen a la venta todas estas maravillas en locales adjuntos a sus casas y sus talleres. Es habitual que algunos de los mejores arquitectos mexicanos acudan con los artesanos de la obsidiana de Nopalillo, para solicitarles su apoyo para la elaboración de acabados para residencias o detalles decorativos para estas grandes mansiones.