Hace no demasiado tiempo en lo que actualmente es Cancún, uno de los destinos turísticos más exitosos del territorio nacional, se podía observar una enorme nube rosada que revoloteaba por el cielo hasta posarse en las limpias aguas de la laguna Nichupté.
Y aunque por esos rumbos del sureste mexicano ya no se tiene la oportunidad de presenciar este formidable espectáculo natural, en la península de Yucatán todavía hay refugios donde admirar al formidable flamenco rosa.Efectivamente, basta con visitar zonas ecológicas tan atractivas como Celestún o Río Lagartos (o el centro de conservación creado en el ecoparque Xcaret), para adentrarse en el hechizante entorno de los flamencos rosas de Yucatán.
No es un animal cualquiera: el flamingo rosa, también llamado como flamenco caribeño, es una de las cuatro variedades americanas de flamencos, la única en América del Norte.Los flamencos rosas son aves gregarias de gran tamaño y si bien no son de naturaleza migratoria, las alteraciones en el clima por cuestiones estacionarias hace que se desplacen de un hábitat a otro, en busca de aguas salobres de escasa profundidad.
La travesía se lleva a cabo por la noche, por lo cual presenciar la llegada al amanecer de estas grandes bandadas de aves, es un espectáculo natural incomparable.El inconfundible color rosa de su plumaje lo consiguen de una dieta abundante en caroteno, especialmente por los camarones y pequeños moluscos que los flamencos rosas de Yucatán extraen del fango con su poderoso pico.
Las hembras de estas aves prefieren a los machos que tengan en su plumaje un color más vistoso. Y si bien el cortejo de los flamencos rosa no parece estar relacionado con alguna estación del año en especial, parece ser que la cantidad de lluvia registrada es un elemento clave: entre más lluvia se tiene disponible más alimento y con ello se optimiza la reproducción de estas aves.Es interesante saber que los polluelos salen del cascaron con las plumas de color grisáceo y se alimentan con una leche que produce tanto el padre como la madre en su tracto digestivo.
También destaca el hecho de que no solo los padres, sino otros flamencos de la bandada participan en la alimentación de los pequeños flamencos. Y si bien el flamenco rosa de Yucatán no se trata de una especie en riesgo de extinción, su hábitat se ha visto severamente dañado por la actividad humana.