La costa chiapaneca alberga uno de los sitios arqueológicos más importantes de la región, Izapa. Esta antigua ciudad de filiación mixe-zoque se erige entre cacaotales, sus edificios, plazas y estelas de piedra portadoras de fragmentos de la vida de sus antiguos habitantes. Fundada alrededor del año 1500 a. C., Izapa floreció durante mil años, convirtiéndose en el centro civil y religioso más grande de la llanura del Pacífico.
Explorar Izapa y sus alrededores es sumergirse en la historia y la naturaleza de la costa chiapaneca. Desde los vestigios arqueológicos de Izapa hasta las plantaciones de cacao y café, cada rincón de esta región ofrece una experiencia única y enriquecedora. Ya sea disfrutando de las festividades tradicionales, explorando antiguas fincas cafetaleras o ascendiendo al imponente volcán Tacaná, los visitantes encontrarán en la costa chiapaneca un destino lleno de historia, cultura y belleza natural.
Izapa debe gran parte de su importancia histórica al tráfico de cacao y obsidiana importada. Hoy en día, los vestigios de esta antigua ciudad se presentan como montículos de tierra y plataformas de cantos rodados. Las estructuras que rodean las plazas sustentaron templos en tiempos antiguos, y en muchas de ellas se encuentran estelas de piedra, altares y otros monumentos, como esferas de piedra sobre columnas, posibles representaciones solares.
El estilo escultórico de Izapa ha dado lugar a la identificación de una cultura propia, la cultura izapeña, que aunque influida por los olmecas, desarrolló características únicas que se difundieron por la costa de Chiapas, Guatemala y más allá. Izapa contó con más de 160 edificios, entre pirámides y plataformas de hasta 20 metros de altura, y 252 monumentos de piedra, la mayoría esculpidos, incluyendo 89 estelas grabadas con escenas religiosas. Al pie de estas estelas, es común encontrar altares de piedra con forma de sapo, disco o escuadra.
El sitio arqueológico de Izapa se divide en varios sectores o grupos, nombrados con letras de la A a la H. Cada uno de estos sectores generalmente se refiere a una plaza rodeada por basamentos escalonados, pirámides o plataformas. Exceptuando el grupo F, que se encuentra junto a la carretera, los demás sectores están escondidos entre plantaciones, por lo que es recomendable visitar la zona con guía para una experiencia más completa y enriquecedora.
A pocos kilómetros de Izapa se encuentra Tuxtla Chico, un poblado rodeado de densa vegetación tropical que aún conserva mucha de su arquitectura vernácula. Entre sus principales atractivos se encuentran la iglesia de la Candelaria y la fuente o pila octagonal de la plaza. En las cercanías de Tuxtla Chico se ubica la finca Rosario Izapa, una estación agro experimental donde se llevan a cabo investigaciones sobre el cacao y frutas tropicales. Además, el poblado de Talismán, un puesto fronterizo, ofrece una muestra de urbanismo y arquitectura de mediados del siglo XX.
Tuxtla Chico se destaca por sus celebraciones de La Candelaria a principios de febrero y de San Pedro Mártir a fines de abril, una de las festividades más tradicionales de la región. Estas celebraciones son una oportunidad única para experimentar la rica cultura y tradiciones de esta comunidad costera.
Cacahoatán, un colorido poblado que conserva parte de su arquitectura tradicional de madera, marca la transición entre las plantaciones tropicales de la llanura y los cafetales de la zona alta. Los alrededores de Cacahoatán, extremadamente verdes, ofrecen fincas, riachuelos y restaurantes campestres que invitan a los visitantes a disfrutar de la naturaleza y la vida rural.
Entre las fincas destacadas de la región se encuentra Palmira, donde los visitantes pueden conocer el proceso de cultivo de café, piña, frijol, cacao y algunas variedades de flores exóticas. La finca también ofrece servicio de alimentación para grupos pequeños, proporcionando una experiencia auténtica y cercana a la naturaleza.
La antigua finca San Jerónimo, hoy propiedad ejidal, alberga antiguas instalaciones cafetaleras y enigmáticas tallas prehispánicas con formas animales sobre una roca volcánica. Por otro lado, Santo Domingo, un alto obligado en la ascensión al volcán Tacaná, ofrece una visión de lo que era una finca cafetalera a principios del siglo pasado, con su camino de palmeras reales, casa grande, capilla y demás dependencias.
La finca Santo Domingo ha sido restaurada y ahora cuenta con servicios de restaurante, bar, museo del café, alberca, hospedaje y venta de artesanías. Es un lugar ideal para practicar senderismo, observar la geología de la región, disfrutar de paseos a caballo y agroturismo, o simplemente descansar en un entorno natural.
Unión Juárez, el principal destino de turismo de montaña en Chiapas, se caracteriza por sus coloridas casas de madera típicas de las tierras cafetaleras de las laderas del volcán Tacaná, la cumbre más alta de Chiapas. Con una altitud de 1,100 metros sobre el nivel del mar, goza de un clima delicioso y los servicios necesarios para los excursionistas.
Desde Unión Juárez, los visitantes pueden disfrutar de baños en las aguas frías de los ríos Suchiate, Malá, Mixcum, Shujubal, Salem y Muxbal. También pueden explorar las cascadas de Muxbal y Monte Perla, que corren sobre rocas volcánicas entre helechos y vegetación exuberante. La formación rocosa Pico de Loro ofrece vistas panorámicas de la sierra, los volcanes Tacaná y Tajumulco.
El ascenso al volcán Tacaná, con sus 4,100 metros de altura, es una experiencia única. La gran altitud del Tacaná permite distinguir todos los niveles de climas y tipos de vegetación de la Sierra Madre, desde el clima cálido de las tierras bajas hasta el páramo de altura en la cumbre. La época de secas (noviembre a abril) es la más adecuada para subir al volcán.
El volcán Tacaná está situado en la convergencia de dos grandes placas tectónicas y es objeto de veneración para los habitantes de Izapa, cuyo nombre en lengua mame significa “Casa del Fuego”. Las estructuras más altas de Izapa imitan la estampa del volcán, resaltando su importancia cultural y espiritual.