Cada año, en el mes de octubre, los bosques de Michoacán y el Estado de México se alistan para recibir millones de mariposas monarca provenientes de las heladas montañas canadienses.
Estos coloridos insectos (que de frágiles no tienen nada) recorren alrededor de 5 mil kilómetros de trayecto para posarse sobre los árboles de oyamel mexicanos. Este impresionante fenómeno natural puede admirarse en el Santuario Piedra Herrada, que se ubica en las afueras de Valle de Bravo, sobre la carretera que conduce a Los Saucos. La visita al recinto se realiza en compañía de un guía, a pie o montando un caballo.Mientras revisten los troncos y las ramas del bosque y asemejan una lluvia de hojas de otoño, las mariposas pasan aquí el invierno.
A mediados de febrero, cuando la temperatura aumenta, comienzan a aparearse y a nutrirse del néctar de las flores para acumular energía para el retorno. En marzo levantan el vuelo de manera simultánea para iniciar el peregrinaje que las llevará de regreso a casa.El privilegio de presenciar este maravilloso fenómeno conlleva respetar el entorno natural para asegurar la tranquilidad de las viajeras color naranja.
Sólo hay que seguir un par de reglas muy simples: no colectar especies de flora y fauna, no salir de los senderos marcados para los recorridos, mantener silencio en el núcleo del santuario y, por supuesto, no arrojar basura.Otras opciones para visitar la mariposa monarca son el santuario de Cerro Pelón, situado en el ejido El Capulín en el municipio de Donato Guerra, el Ejido La Masa, en el municipio de San José del Rincón y el santuario de Cerro Altamirano, en el municipio de Temascalcingo.
Si deseas visitar estos espacios y vivir una experiencia única, puedes tomar un recorrido desde Valle de Bravo. Pregunta en el hotel donde te estás hospedando, donde seguramente te proporcionarán informes. No olvides el protector solar ni la cámara.