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Migración de flamingos rosados a México

La fauna nos ofrece varios espectáculos naturales dignos de presenciarse por lo menos una vez en la vida.

Uno de esos fenómenos es la migración de especies. Se trata de un acontecimiento del mundo silvestre que tiene distintos objetivos: hay especies de cambian temporalmente su hábitat para alejarse de los rigurosos inviernos o de los veranos de más intenso calor.

Otras especies emigran en busca de un entorno adecuado para su reproducción o para escapar de pertinaces depredadores.

Finalmente, hay animales que migran para buscar nuevas fuentes de alimento.

El flamenco rosado es un ave acuática que habita en grandes grupos, tanto para fines de anidación como para hallar alimento.

Para satisfacer estas necesidades los flamingos viven en sitios inhóspitos y muy cálidos. Con frecuencia se les puede hallar en lagunas de aguas salinas, próximas a las costas, con suelos fangosos y abundantes algas microscópicas, pequeños crustáceos y larvas de insectos.

En el territorio mexicano los flamencos rosados viven en la península de Yucatán, en lugares con mucha vegetación costera y arenosas barras separadas del territorio continental por un conjunto de zonas inundables.

En el estado de Yucatán la población de flamencos rosa habita por todo el norte de la península, con migraciones de más de 300 kilómetros desde sus zonas de concentración y de permanencia invernal.

Por ejemplo, se les puede observar en Celestún y en el área costera oeste y hasta en las áreas donde se reproducen en la comunidad de Río Lagartos, en el noreste.

Durante varios meses del año, estas aves de estampa elegante se concentran en lugares como Yaymitun, Bocas de Dzilam, San Felipe, Las Coloradas, El Cuyo, Petén Hú, Punta Mecoh y Yalmacal.

Para admirar flamencos en México, la temporada más recomendable se da entre los meses de mayo y julio, cuando llegan al lugar para fines reproductivos.

No obstante, en Celestún se tiene la posibilidad de admirarlos prácticamente todo el año, puesto que allí habita una gran colonia de flamencos residentes y la península yucateca es el entorno donde habitan permanentemente.

A lo largo del día, los flamencos se concentran en la ría, a un costado de los manglares.

No obstante, cuando llega la noche se trasladan al estero. A esta vasta zona se le conoce por aquellos lares como el Humedal de Pilares. Es un terreno que si bien parece seco, quienes tratan de avanzar por allí terminan sumergidos hasta la cintura.
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