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Taxco, cuna de la platería en México

Se trata de un sitio maravilloso, que define mucho de lo que ofrece Guerrero para el turismo. Es el Pueblo Mágico de Taxco, ciudad virreinal de generosas referencias históricas y culturales. Antiguamente se denominó {Tlachco}, que significa "lugar del juego de pelota" en idioma náhuatl. Sin embargo, a través del tiempo, se le adjudicó el nombre de Taxco de Alarcón en honor al célebre dramaturgo novohispano Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza, quien nació en esta población en 1581.

La ciudad fue fundada en 1529 por Rodrigo de Castañeda, uno de los capitanes de Hernán Cortés.

Pero fue el descubrimiento de una veta de plata la que detonó su desarrollo durante el siglo XVIII. Fue así como varios inmigrantes amasaron aquí su fortuna, como el francés José de la Borda, quien mandó edificar magníficos ejemplos del barroco en nuestro país. Uno de ellos es la hermosa iglesia consagrada a Santa Prisca, edificada entre 1748 y 1758. Hecha en cantera rosa, su exterior es una fiesta de ornamentos barrocos flanqueada por dos campanarios. El interior muestra uno de los trabajos más hermosos de hoja de oro que se pueden admirar en México.

No sólo es conocido por su clima templado y por sus noches de frescura que encanta a los visitantes, sino también por sus preciosas artesanías.

Taxco brilla como la plata misma, por su arquitectura de excelencia y su señorial proyección.

Algunos de los atractivos imperdibles del Pueblo Mágico de Taxco son: el Museo Guillermo Spratling, con sus colecciones de piezas precolombinas y artesanías magistrales; la Casa Humboldt, en donde se exhiben colecciones de arte novohispano, en más de 14 salas; el Museo de la Platería, con una muestra vasta e impresionante del talento artesanal de los lugareños; la Casa Borda, la Catedral de la Ciudad y la Hacienda del Chorrillo.

Como toda ciudad de altura, por sus callecitas empinadas, Taxco cuenta con impresionantes miradores.

Sin embargo, la mejor opción para descubrir la belleza de sus calles, plazas y de sus alrededores es el teleférico, que ofrece un recorrido a más de 173 metros de altura.

Su gastronomía también es una experiencia singular.

Aquí se sirve una impresionante variedad de manjares que abarca desde deliciosos caldos, hasta exóticos insectos como los jumiles. Incluso, debido a la importancia de esta especie en la gastronomía regional, se creó la Feria del Jumil, que se realiza todos los años en octubre.

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