¿Dónde viven los flamencos?
Los flamingos son grandes y coloridas aves que habitan extensas franjas inundables y estuarios costeños en el norte de la península yucateca.
En las zonas donde aparecen lagunas costeras conocidas como “rias” y esteros con aguas muy salinas, se forman grandes poblaciones de flamingos. Son miles de estas aves congregados en enormes bandadas que llenan el cielo de variados colores e inquietas formas y el ambiente de sonidos.Para la preservación de los rosados flamencos, en el litoral del Golfo de México se hallarán zonas con protección oficial como ría Lagartos, en los municipios San Felipe, río Lagartos y Tizimín, y ría Celestún en Yucatán y Campeche.
Pero adicionalmente a estas reservas de la biósfera de carácter federal, hay zonas ecológicas estatales como Bocas de Dzilam y El Palmar.Los hábitats del entorno donde habitan los flamingos incluyen manglares, petenes, vegetación costera, selvas bajas u cenotes, en ambientes de lluvias veraniegas y clima cálido-seco.
Por lo que se refiere a los enemigos naturales que tiene el flamingo en los lugares donde habita se deben mencionar los siguientes: mapaches, gaviotas, zorra gris y ciertas garcitas que se comen a sus huevos. Otros problemas que suelen afectar a los flamingos son los virus y bacterias que eventualmente les afectan los sistemas nervioso, digestivo y respiratorio.Cuando el ser humano aún no era la especie dominante en el planeta y varias especies ya habían desaparecido de la faz del mundo, otras conseguían evolucionar lo necesario para adaptarse a ese primitivo ambiente.
En ese grupo de animales ya estaba el flamingo, el cual habitaba en grandes bandadas, justo como lo hace en la actualidad. En la actualidad esa hermosa ave está considerada como en riesgo de extinción y cuenta con la protección de las autoridades. Por ello se han declarado como reservas de la biosfera vastas porciones del sureste mexicano: territorios caribeños con abundantes estuarios, tierras cenagosas, salinas y estuarios.Los científicos llevan a cabo importantes esfuerzos para evitar la elevada mortandad de los flamencos, aves que padecen accidentes por la actividad humana descontrolada.
Por ejemplo, cuando acuden a sus hábitats grandes grupos de turistas, los flamingos, asustados por esa brusca intromisión, instintivamente levantan el vuelo y chocan entre sí, aplastan a sus propias crías, o pisotean sus huevos por la apresurada huida.También es muy dañina para la conservación del flamenco la venta clandestina de ejemplares a zoológicos o particulares adinerados.