El Programa de los 177 Pueblos Mágicos de Mexico, desarrollado por la Secretaría de Turismo en colaboración con diversas instancias gubernamentales y gobiernos estatales y municipales, contribuye a revalorar a un conjunto de poblaciones del país que siempre han estado en el imaginario colectivo de la nación en su conjunto y que representan alternativas frescas y diferentes para los visitantes nacionales y extranjeros. Más que un rescate, es un reconocimiento a quienes habitan esos hermosos lugares de la geografía mexicana y han sabido guardar para todos, la riqueza cultural e histórica que encierran.

Zona arqueológica del Cerro de la Estrella, Distrito Federal

Nota sobre Zona arqueológica del Cerro de la Estrella, Distrito Federal

El sitio arqueológico del Cerro de la Estrella se encuentra en el sureste de la capital mexicana. Los registros históricos indican que los antiguos moradores del altiplano central denominaban a este sitio como Huizachtecatl. El lugar fue muy relevante por el hecho de que en él, se efectuaba la ceremonia del Fuego Nuevo, el cual poseía un hondo significado para los moradores del Altiplano y las regiones colindantes.

Ubicada en la parte sureste del lago de Texcoco, las investigaciones arqueológicas indican que el Cerro de la Estrella estuvo habitado desde el periodo Preclásico Medio hasta el arribo de los españoles a México.

Los primeros indígenas que exploraron la zona, se asentaron en las faldas del Huizachtecatl y allí establecieron pequeñas aldeas, viviendo de actividades agrícolas a pequeña escala y con una organización social muy incipiente. Los visitantes de esta parte de la Ciudad de México pueden observar algunos petroglifos realizados por estos indígenas en el paraje conocido como Cerro Chiquito.  Por otro lado, en la sección poniente del Huizachtecatl han sido hallados materiales líticos y cerámicos que muy probablemente datan de los años 500 al 100 a. de C. De hecho, son muy similares a otros que han sido encontrados en la zona de Zacatenco.

Qué visitar en el Cerro de la Estrella

El Cerro de la Estrella fue un lugar de gran importancia ceremonial para los antiguos habitantes del altiplano central, quienes lo llamaban Huizachtecatl. Aquí se llevaba a cabo la ceremonia del Fuego Nuevo, un evento de profundo significado para los moradores del Altiplano y las regiones vecinas.

Desde tiempos antiguos, el Cerro de la Estrella estuvo habitado, primero por comunidades agrícolas incipientes y luego por civilizaciones más avanzadas. Los vestigios arqueológicos revelan la presencia de estructuras teotihuacanas y una próspera vida urbana en el periodo Clásico Tardío.

Las construcciones que fueron realizadas entre los años 100 y 650 d.

C., se ubican en el área norte de esta área arqueológica y sus vestigios son cimientos y muros de estructuras palaciegas, que denotan una clara influencia de los teotihuacanos. Ciertos restos prehispánicos hacen patente la existencia de un espacio habitacional, justo en la mitad del Cerro de la Estrella. Tales estructuras datan del periodo Clásico Tardío, es decir, desde el 600 al 900 d.C. Por aquel entonces se levantaron muchas estructuras para fines civiles, debido a un notable aumento de la población. Lamentablemente todo ello se ha perdido debajo de las construcciones de los actuales ocupantes de esta parte de la capital y no puede ser contemplado por los visitantes y turistas.

De acuerdo a importantes registros históricos, entre los años de 900 y 1300 d.

diversos grupos de chichimecas se establecieron en la zona poniente del Cerro de la Estrella y le dieron forma al pueblo de Culhuacán. Y aunque los habitantes de esta comunidad prehispánica consiguieron notables adelantos sociales y tecnológicos, y se gobernaron bajo un sistema teocrático y una dinastía de reyes, fueron derrotados por los aztecas. Lo anterior aconteció en el periodo comprendido entre el año 1300 y el 1521. De hecho, para mantener bajo vigilancia a los moradores de Culhuacán, los mexicas, fundaron la población de Iztapalapa. Tanto este último pueblo, como el de Culhuacán, tenían el cometido de proteger a la gran Tenochtitlan por el sur y además, de proveer alimentos a quienes habitaban en el centro.

Cómo llegar al Cerro de la Estrella

Hoy en día, el Cerro de la Estrella es accesible a través de la Calzada Ermita-Iztapalapa, y ofrece a los visitantes la oportunidad de explorar sus ruinas y sumergirse en la rica tradición de las civilizaciones prehispánicas. Desde las plataformas aztecas en la cima hasta los petroglifos en las faldas, cada rincón de este lugar cuenta una historia fascinante.

El área arqueológica del Cerro de la Estrella se encuentra en el sureste de la Ciudad de México y puede accederse a ella a través de la Calzada Ermita-Iztapalapa.

Justo antes de arribar a la Avenida Javier Rojo Gómez, se sigue el camino que nos lleva a un sitio conocido como El Calvario. Se puede llegar en coche solo hasta el museo de sitio.

Información relevante acerca del Cerro de la Estrella

En la cima del Huizachtecatl fueron construidas algunas plataformas, por parte de los aztecas.

Hay que recordar cierta visión del universo que tenían los aztecas, como una enorme flor de cuatro pétalos. Precisamente en el centro de esta flor, se levantaba la gran ciudad de Tenochtitlan.

La cima del Cerro de la Estrella está adornada con cuatro pétalos, que representan los puntos cardinales según la cosmología azteca. Este simbolismo nos recuerda la profunda conexión entre el hombre y la naturaleza, y nos invita a reflexionar sobre el significado del tiempo y la historia.

Importancia cultural del Cerro de la Estrella

El Cerro de la Estrella, también conocido como Huizachtecatl, es un sitio arqueológico ubicado en el sureste de la Ciudad de México, que ha sido testigo de siglos de historia y tradición. Desde ceremonias sagradas hasta batallas épicas, este lugar encierra en sus ruinas la rica herencia prehispánica de la región.

En última instancia, el Cerro de la Estrella es más que un simple sitio arqueológico; es un símbolo de la perseverancia humana y la capacidad de adaptación a lo largo de los siglos. A medida que continuamos explorando y descubriendo los secretos de este lugar ancestral, nos encontramos con una verdad fundamental: nuestra historia está escrita en las piedras, los petroglifos y las ruinas que adornan este cerro sagrado, y solo a través del estudio y la comprensión podemos esperar desentrañar sus misterios más profundos.