En lo que sigue, comentaremos acerca de uno de los tesoros arquitectónicos más importantes del
Estado de Jalisco. Siendo una de las entidades del país con mayor número de lugares y edificios de valía, es complicado ponderar uno de ellos con respecto al resto de este patrimonio.
No obstante, la
Basílica de Nuestra Señora de Zapopan combina valores exclusivamente históricos, relacionados con su edificación, y además una ejemplar relevancia estética por lo armonioso y agradable de su particular planteamiento. Visitar este edificio sacro no es solamente la ocasión para disfrutar de arte sacro de gran calidad, o de contemplar de cerca uno de los más grandes centros de veneración del país, sino también de compartir cierta intuición, característica de los jaliscienses, de franca veneración de lo trascendente.
Esta basílica fue construida a instancias de los frailes franciscanos quienes la dedicaron a la
Virgen de la Expectación o la
Virgen de la Inmaculada Concepción. A final de cuentas, la advocación honrada en este lugar, terminó siendo la
Virgen de Zapopan. Estamos ante uno de los centros religiosos más importantes de México y en su interior existen retablos estilo dórico colonial que se combinan con góticas bóvedas. La construcción de la
Basílica de Zapopan, comenzó en 1690 y fue culminada en 1730.
Las torres originales de la basílica se derrumbaron en 1725 y fueron reemplazadas por otras que se terminaron de erigir en 1734.
Estas últimas se definen por sus relieves de motivos vegetales y ángeles revoloteantes, jarrones y pilastras estriadas. Es un referente visual para quien contempla a la distancia a la ciudad de
Zapopan.
La proyección simbólica que ofrece este edificio monumental es patente: la basílica abre sus portales, para recibir a los feligreses que se internan fieles en la materna morada.
Las torres elevadas y achatadas, los largos brazos de sus portalerías, exponiéndose generosamente, parecen representar al ser que protege y ampara en maternal abrazo.
El estilo arquitectónico de la
Basílica de Nuestra Señora de Zapopan, es una obra maestra de la modalidad tapatía, edificada con esa cantera jaspeada de tonalidad clara que caracteriza al
Valle de Atemajac.
Además, la
Basílica de Zapopan, se distingue por contar con una decoración exuberante, pero en cierto sentido superficial, detalle típico del plateresco, pero en este caso, aplicado a un edificio plenamente barroco. Es preciso alabar la monumental estampa del conjunto y la armoniosa proporción entre la fachada y las torres que ostenta.