Con el paso del tiempo innumerables aventureros se han acercado a la espeleología como fuente de nuevas emociones, inolvidables vivencias relacionadas con los deportes extremos.
No obstante, desarrollar una expedición de espeleología no es una experiencia ligera, puesto que se trata de un deporte que precisa de una buena condición física, equipamiento especializado y sobre todo del cumplimiento de algunas prácticas de seguridad. Los consejos que les daremos a continuación se relacionan precisamente con estas prácticas. SaludAntes de emprender una expedición de espeleología, hay que asegurarnos de hallarnos en excelente condición física.
No hay que ingerir bebidas alcohólicas, ni tomar estupefacientes por lo menos 24 horas antes del paseo. AcompañadoNunca hay que ir sin compañía.
Para desarrollar una ruta espeleológica es aconsejable ir en un grupo de por lo menos 4 personas, entre las cuales debe de haber una persona con gran experiencia o calificada en la exploración de cavidades subterráneas y primeros auxilios. Aviso y equipoDe manera previa a realizar una expedición espeleológica, hay que notificar puntualmente el paraje que se piensa visitar.
Es vital informarle con precisión a una persona de confianza la caverna a donde pensamos acudir y la duración que tendrá el paseo.Verificar el equipo antes de salir, también es algo indispensable, para así tener plena seguridad de que se encuentre completo y en perfecto estado.
Analizar la zona y cooperación sin límitesOtros consejos provechosos para practicar la espeleología son por ejemplo: estudiar perfectamente la zona, con la ayuda de mapas topográficos, recomendables para conocer al detalle la ruta con la debida antelación; procurar ser un compañero de expedición cooperativo y nunca individualista, por el bien y la seguridad de todos los deportistas; respetar las cuevas que se visiten, sin dañar los elementos de las grutas, sin llevarse ningún objeto o realizar vandalismos en ellas; estar atentos a los avisos del propio cuerpo, para evitar problemas de falta de oxígeno o cualquier otra señal de peligro para el organismo, y no moverse del sitio donde se sufra un percance hasta que acudan los servicios de emergencia.