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Wirikuta: Tierra sagrada en el desierto

En los últimos años, el desierto de Wirikuta ha tomado gran relevancia a nivel nacional por las pretensiones de una minera extranjera en explotar la zona, lo cual ha hecho que grupos indígenas (wixárikas) y ambientalistas cierren filas en pro de la conservación y el respeto a las tradiciones.

 Movilizaciones, conciertos apoyados por celebridades de la música nacional y cientos de noticias relacionadas han puesto a este peculiar desierto en la imaginación de un sinnúmero de persona.

Wirikuta es, desde la cosmovisión del pueblo wixárika, un amplio espacio de 140 mil hectáreas, ubicado en los municipios de Catorce, Charcas, Matehuala, Villa de Guadalupe, Villa de La Paz y Villa de Ramos.

Este desierto es un sitio de peregrinación espiritual, donde es posible tener contacto con las divinidades.

La gran marcha wixárika implica una extenuante caminata desde el mar de Haramara, en el estado de Nayarit, hacia  este desierto, donde es posible encontrar (o ser encontrado) por el hikuri, conocido en español como peyote.

El peyote juega un rol trascendental en Wirikuta, su consumo produce efectos alucinógenos que dan pie a una contemplación aguda y vívida de la naturaleza.

Además el silencio propio del desierto es un espacio idóneo para encontrarse a sí mismo.

La búsqueda del peyote es llamada "cacería" porque este cactus es identificado con el venado azul sagrado.

Al encontrar estos pequeños cactus que emergen cual botones de la tierra, los cazadores colocan unas flechas a su alrededor, realizan ofrendas y posteriormente cortan cuidadosamente la planta, con la finalidad de que se regeneré en un tiempo. El peyote representa, el vínculo o médium con la divinidad.

Por su importancia, el sitio es desde 1998 parte de la Red Mundial de Sitios Sagrados Naturales de la UNESCO.

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